Asia

Sako cree que las elecciones anticipadas son “el único camino” para evitar otra guerra civil en Irak

  • Las disputas internas entre las dos principales corrientes chiíes han abocado al país a una gran crisis política
  • Tras diez meses de parálisis institucional, Al-Sadr no ha conseguido crear un Gobierno de unidad nacional alejado de Irán
  • Su renuncia, este pasado 29 de agosto, llevó a un levantamiento de sus seguidores, registrándose 35 muertos y 380 heridos





Las disputas internas entre las dos principales corrientes chiíes han abocado a Irak a una crisis más, esta especialmente grave. Todo se precipitó cuando, el pasado lunes 29 de agosto, seguidores del clérigo Muqtada al-Sadr salieron en tromba a las calles de todo el país y en Bagdad ocuparon por la fuerza el Parlamento y otras instituciones del Gobierno en la llamada Zona Verde de la capital.  Pero, ¿qué llevó a esta reacción de los partidarios del religioso y político, quien en las elecciones de octubre consiguió que su partido, el Movimiento Sadrista, fuera el más votado? La división nacional.



Y es que, si bien Al-Sadr defiende la conformación de un Gobierno de unidad nacional que sea fuerte y se aleje de toda influencia respecto a Irán, su gran rival, el gran ayatolá Kadhim Haeri, cuyo prestigio espiritual entre los chiíes (y entre muchos sadristas) está por encima del del clérigo, es próximo al país vecino.

“Fieles” al gran ayatolá de Irán

En plena escalada de tensión, Haeri rompió el tablero político ese lunes 29 al anunciar por sorpresa, a sus 84 años, su retirada de la vida pública. Con todo, el gesto que lo cambió definitivamente todo fue el siguiente: llamar a sus seguidores a tener por nuevo referente al gran ayatolá de Irán, Alí Jamaneí. Consciente de que su lucha política y espiritual podía verse comprometida, Al-Sadr reaccionó con otro gesto de fuerza y, tras dar a entender que Haeri había sido presionado desde Teherán, él mismo también presentó su “retirada final” de la política. Eso sí, dando a entender que su situación estaba comprometida y su propia “muerte” podía ser inminente.

Sus seguidores, captando la indirecta pero velada llamada a la reacción de su líder, salieron a la calle y comenzó una violenta lucha contra las fuerzas del orden y contra los defensores del acercamiento a Irán que, en horas, según ‘Al Alariya’, deparó 35 muertos y 380 heridos. Desde Najaf, ante el temor real de que pudiera haberse encendido la mecha de una guerra civil, Al-Sadr reculó y lanzó una proclama pública en la que pidió “perdón” al pueblo iraquí y exigió a los suyos la retirada inmediata de las instituciones ocupadas. De hecho, amenazó con que, si al cabo de una hora no se había recobrado la normalidad, disolvería el propio movimiento sadrista.

Diez meses de bloqueo

Tras recobrarse la calma, el presidente del país, el kurdo Barham Saleh, manifestó en otro mensaje a la nación la necesidad de convocar “elecciones anticipadas” y que sean los propios ciudadanos los que clarifiquen cuál es el rumbo que desean para Irak. Y es que, desde octubre, la situación es de parálisis total en el país, puesto que Al-Sadr, pese a su mayoría (de 73 escaños de un total de 329), no ha sido capaz de conformar un Gobierno ante el bloqueo de los pro-iraníes.

La propuesta de Saleh ha sido bien recibida por el patriarca de Bagdad, el cardenal Louis Raphael Sako, quien, en declaraciones recogidas por ‘Asia News’, ha manifestado su “profunda preocupación” y su convencimiento de que la nueva llamada a las urnas, tras casi un año de bloqueo político, es “el único camino”.

“Todos juntos”

Además, Sako reconoció que Al-Sadr optó por el camino correcto al “condenar la violencia y pedir a sus seguidores que abandonaran” las protestas violentas. “Todos tenemos que hacer sacrificios por Irak y su gente; todos juntos debemos encontrar una solución pacífica para el país”, remachó el purpurado.

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Etiquetas: IrakLouis Sako
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