El arzobispo español Fernando Vérgez, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano y de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano, fue creado cardenal por el papa Francisco en el consistorio del pasado 27 de agosto. “Es una llamada a un mayor servicio y a una mayor entrega por el bien de los hermanos”, afirma este religioso de los Legionarios de Cristo sobre este gesto del Papa.
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Al hablar de su labor como “alcalde del Vaticano”, destaca que “la naturaleza” del Estado de la Ciudad del Vaticano es servir “a la labor del Papa”, resultando “accesorio todo lo demás”. También aboga porque los sacerdotes utilicen las redes sociales de Internet para evangelizar, aunque siempre “con la ‘cabeza’ y no a la ligera”, y reivindica la labor de la Iglesia católica en la sociedad contemporánea frente a los retos de la secularización. “La Iglesia tiene mucho que ofrecer a la sociedad actual, porque su experiencia secular en el ámbito laboral con las diversas intervenciones del Magisterio son esenciales para madurar una experiencia bajo la bandera de los valores evangélicos”.
PREGUNTA.- ¿Cómo se enteró de su creación cardenalicia?
RESPUESTA.- Me enteré de la noticia de mi creación como cardenal por las palabras del papa Francisco durante el ángelus de la Solemnidad de la Ascensión. Inmediatamente sentí que una gran responsabilidad caía sobre mis hombros. Inmediatamente, agradecí al Señor el regalo que el Papa me había concedido. Entonces sentí la necesidad de expresar la gratitud al Pontífice por ese anuncio que nunca había esperado. Al mismo tiempo, sentí aún más responsabilidad por haber sido incluido entre los colaboradores más cercanos del Pontífice. La oración es lo que más necesito en este momento. Por ello, cuento con el apoyo de toda la comunidad eclesiástica.
P.- ¿Qué supone para usted convertirse en cardenal? ¿Le ha pedido algo en particular el Papa?
R.- Solo me sostiene la esperanza de poder servir a la Iglesia y al Sucesor de Pedro. Me siento llamado a dar aún más testimonio de Cristo entre mis hermanos. Ser cardenal significa, de hecho, ayudar al Pontífice en la administración de la Curia Romana y, más generalmente, en el gobierno de la Iglesia universal. Es, por tanto, una llamada a un mayor servicio y a una mayor entrega por el bien de los hermanos. Creo que la tensión del anuncio del Evangelio debe ser una prioridad para los pastores de la Iglesia. Es decir, buscar a los fieles allí donde viven cada día, en esas periferias existenciales tan queridas por el papa Francisco.
P.- ¿Qué significado le da a que haya 15 cardenales de origen español?
R.- Creo que la presencia de quince cardenales de origen español es un reconocimiento a la vitalidad de la Iglesia en España y al papel que ha tenido y tiene en la evangelización. La Iglesia hispana tiene la gran responsabilidad de dar testimonio de la fe en Cristo a través de las obras. Sabemos lo mucho que ha tenido que sufrir a lo largo de los siglos, especialmente, en los años 1936-1939, con la persecución religiosa que puso a prueba su presencia en nuestra nación. Sin embargo, debemos recordar que nuestra Iglesia está fundada precisamente sobre los mártires, sobre aquellos que han ofrecido su vida por Cristo para que el tesoro inestimable de la fe llegue hasta nuestros días.
Legionario púrpura
P.- ¿Es su creación cardenalicia un reconocimiento también del trabajo y el carisma de los Legionarios de Cristo tras el difícil período pasado por la congregación?
R.- La creación como cardenal es una llamada a una mayor conversión. El cardenalato no es un premio a una congregación o a un instituto, es una llamada al servicio. Si se olvida el verdadero significado de lo que es la esencia de la púrpura, es decir, recordar que hay que dar testimonio de Cristo hasta el sacrificio extremo de la propia vida, se corre el riesgo de considerar la creación de un cardenal como un honor civil. En cambio, el núcleo es la invitación a convertirse en colaboradores cada vez más cercanos del Papa, poniéndose a su servicio directo. Si se considera la creación como cardenal en el contexto de la comunión eclesial, es nada menos que una nueva llamada a entregarse por el bien de la Iglesia.
P.- ¿Se siente como el “alcalde del Vaticano” por su responsabilidad en la Gobernación?
R.- La Gobernación está al servicio del Papa y de su misión. Es el primero al que se refiere y al que todo se refiere. Solo soy un colaborador suyo al que se le ha confiado una responsabilidad nada desdeñable. Sabemos que el presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano también ejerce el poder ejecutivo, delegado por el Papa, al frente de la Gobernación, asistido por el secretario general y el vicesecretario general. Toda la estructura de la Gobernación con sus direcciones, oficinas centrales y organismos auxiliares es fundamental para la funcionalidad del Estado Vaticano. Es una realidad rica y variada, llena de recursos y perspectivas. Una magnífica presencia en el corazón de Roma, un unicum creo que en todo el mundo.