Desde el 1 de agosto, el rostro de la Iglesia en Suiza es el de Julia Moreno, laica con origen andaluz designada como portavoz de la Conferencia Episcopal (CES) tras haberse ocupado de la comunicación en el cantón de Neuchâtel. A sus espaldas, un máster en sociología, formación en relaciones públicas y quince años trabajando en programas sanitarios en televisión.
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PREGUNTA.- ¿Cuáles son las funciones de su nueva encomienda?
RESPUESTA.- Mis tareas en la CES son muy variadas, ya que incluyen, entre otras cosas, crear una nueva estrategia de comunicación, acompañar los pasos de los obispos, defender a nuestra Iglesia en los temas polémicos, fortalecer la confianza internamente y ante la población y las instituciones. Finalmente, mostrar, a través de una comunicación moderna, la belleza, la complejidad y los valores del mensaje de Cristo en el mundo.
P.- Seguramente, muchos se hayan extrañado de que una mujer ocupe este puesto en la Iglesia…
R.- Cuando llegué a Suiza con mis padres tenía dos años. Como emigrantes, pensamos que nos quedaríamos unos años y nos iríamos. Pero ellos, ambos de Bormujos, cerca de Sevilla, decidieron quedarse. Así que estudié aquí y hemos construido una buena vida.
Volver a lo esencial
P.- ¿Hay quien se haya podido extrañar de que una mujer ocupe este puesto?
R.- Mi nombramiento ha sido muy bien recibido en Suiza. Los puestos no sacerdotales son ocupados a menudo por laicos y las mujeres somos aceptadas. Damos a nuestros hijos toda la educación religiosa, trabajamos voluntariamente en nuestras parroquias, ponemos a disposición nuestro tiempo y nuestras capacidades al servicio de nuestra Iglesia desde siempre. En realidad, tenemos un magnífico conocimiento de la Palabra de Cristo. Comunicarla, más que un oficio para mí, es una misión y un honor.
P.- ¿Cuáles son las preocupaciones actuales de la Iglesia en Suiza?
R.- Como en toda Europa, supongo, nos preocupan los escándalos de abusos, el acceso de las mujeres al sacerdocio, que los movimientos homosexuales se sienten apartados, la búsqueda del ecumenismo manteniendo una fuerte identidad, las relaciones entre la Iglesia y el Estado, la pérdida de confianza en la institución y los crecientes ataques en una sociedad muy secular e individualista. Afortunadamente, también hay muchas cosas hermosas para organizar y compartir. Debemos volver siempre al mensaje esencial: la Palabra de Cristo.