La comisión de Justicia Social de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales ha salido al paso de la crisis que está generando el aumento de los precios. A través de un “documento informativo”, los prelados examinan “el contexto actual e invitan a dar una respuesta basada en los principios fundamentales de la Doctrina Social Católica”.
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Efecto devastador
Los obispos denuncian el “impacto de la crisis del coste de la vida en todo el país” y como “está teniendo un efecto devastador en las familias, empujando a muchos a la pobreza y llevando a muchos otros a luchar con los costes de la vida diaria”. “No es una exageración decir que algunas familias están teniendo que elegir entre ‘calentarse o comer’”, algo que “no mejorará pronto, y es casi seguro que empeorará a medida que se acerque el invierno”, advierten.
Aunque no existen “soluciones fáciles” ante situaciones complejas, los obispos señalan como causas de la crisis la subida de la energía, de los alquileres, los alimentos, el envejecimiento, las consecuencias de la pandemia o “el debilitamiento de la institución de la familia, que provoca mayores necesidades financieras y fragilidad económica en muchos hogares”. Algo que se traduce en el aumento de la pobreza, de los problemas de salud mental, la conflictividad laboral, la precariedad de los servicios sociales…
Mantener el sistema social
“La paz y la seguridad del país deben ser una prioridad, y la situación en Ucrania ha tenido inevitablemente un impacto en muchos elementos del coste de la vida. Además, hay que hacer frente a retos como el cambio climático, y hay debates legítimos sobre cómo equilibrar la necesidad de más viviendas con las preocupaciones medioambientales”, señalan los obispos a la vez que alaban el compromiso de los “católicos en la vida pública”.
Por eso, los prelados reclaman al Gobierno el “garantizar el aumento oportuno de las prestaciones sociales, especialmente las destinadas a los ancianos y a las familias con niños”, suspender la política de limitación de créditos para familias numerosas, reformar el sistema fiscal para beneficiar a los responsables de cuidar a hijos u otras personas o potenciar los servicios públicos. Una respuesta que debe extender a la sociedad civil, los empresarios –responsable de dotar de un salario digno–, las parroquias y quienes han mostrado su solidaridad durante la pandemia.
“Promover la justicia, aliviar la pobreza y construir el reino de Dios en la tierra es responsabilidad de todas las personas e instituciones de la sociedad. Por lo tanto, todos debemos hacer lo que podamos para responder a la crisis actual”, reiteran. “Nuestras comunidades parroquiales deben estar siempre abiertas a los que sufren dificultades y que, en este momento, tendrán una necesidad especial de compañía y apoyo espiritual”, concluyen.