Los obispos mexicanos están viviendo una puesta a punto en materia de sinolidalidad. Para ello, el Episcopado ha elegido al misionero claretiano español Carlos Martínez Oliveras para que les acompañe durante cinco días en sus jornadas anuales de formación que han celebrado esta semana en Monterrey.
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Para Martínez Oliveras, “la sinodalidad no es ni la ley mecánica de la mayoría ni la unanimidad impuesta por el líder, sino un diálogo esforzado por convenir todos hacia la unidad”. “La doble dimensión del ministerio episcopal comprendido desde la teología sacramental y entendido como servicio a la Iglesia local dentro de la continuidad de la obra salvífica de Cristo, lo sitúa en plena sintonía con la sinodalidad”, ha expuesto a los pastores en una de sus conferencias.
Triple ministerio
Desde ahí, el religioso les recordó que “su misión se concentra en la participación en el triple ministerio de Cristo: maestro, Sacerdote y Pastor”. “Y el ejercicio normal de su potestad ad intra de la Iglesia lo debería realizar como sinodalidad pastoral, buscando el consenso de los reunidos bajo la dirección de la Palabra de Dios, a la luz del Espíritu”, les ha expuesto en lo que podría interpretarse como una guía práctica sobre cómo aterrizar una de las apuestas fundamentales del pontificado de Francisco.
Desde el convencimiento de que “una Iglesia sinodal es una Iglesia en salida”, el claretiano compartió como “la forma básica de la sinodalidad coincide con la noción de Iglesia en salida que el papa Francisco nos ofrece y nos describe en términos de comunidad misionera” que llama a los católicos, sean consagrados o laicos, a ser “discípulos misioneros”.