Los obispos de la Conferencia Episcopal Argentina, aprovechando el fin de semana de la Colecta Nacional Más por Menos, habían pedido a todas las comunidades que se rezara, durante este fin de semana, por la paz y la fraternidad de los argentinos.
Sin embargo, el partido oficialista a través del Intendente de Luján, Leonardo Botto, convocó a una celebración con la misma intención en la Basílica Nuestra Señora de Luján. Según fuentes gubernamentales, la cita era para reencauzar la convivencia democrática. Sin embargo, la celebración contó con la presencia del presidente de la Nación, Alberto Fernández; el expresidente Eduardo Duhalde; ministros del gobierno nacional, gobernadores y referentes de algunas organizaciones sociales, entre otros. La oposición no fue invitada y no participó.
La Misa fue presidida por el arzobispo de Mercedes-Luján, Eduardo Scheinig, y el obispo auxiliar de Buenos Aires, Gustavo Carrara, vicario pastoral para la pastoral de las villas.
Entre algunas de las intenciones se mencionó el pedido por la vida de la vicepresidenta, Cristina Fernández, y por la salud del senador Esteban Bullrich.
Frágil paz social
En la homilía, el arzobispo señaló que la Argentina está en una paz social frágil y amenazada, por lo que la iniciativa e invitación del Intendente Botto le pareció buena y le confirmó que presidiría la Misa “en el día en el que todos los obispos de la Argentina estamos animando a una sentida oración por la paz y la fraternidad, y en el contexto de la colecta Más por Menos cuyo lema es: “Aliviando el dolor de hoy, alimentamos la esperanza”.
Aseguró que orar por la paz y la fraternidad es urgente, y este es el espacio indicado para rezar por la Patria. Dijo que la oración es el primer y principal servicio que pueden brindar la Iglesia y todos los credos porque son servidores de la paz y de la fraternidad.
Expresó que la Basílica es el lugar sagrado de la Patria que concentra a millones de peregrinos, de todos lados, de todas las edades, de todas las realidades sociales, los partidos políticos, los movimientos sociales y los diferentes confesiones porque “nuestra Madre es la garante de la unidad del pueblo argentino”, como dijo el papa Francisco.
“Nadie se queda afuera de esta casa de María de Lujan. Nadie debería quedarse afuera de la casa que es nuestra Patria amada”, indicó, y agregó: “Mucho lamentaría que se malinterprete este gesto. La Virgen de Luján es Inmaculada y cualquier mala intención, lejos de mancharla a Ella, nos mancha aún más a nosotros mismos”.
Nuevo modelo de convivencia
Scheinig recordó que Jesús vino a traer una novedad, un cambio de paradigma que propone un modelo de convivencia en el que todos podamos salvarnos; consiste en “el abrazo hacia el otro”, no en el rechazo, desafiándonos a una verdadera transformación de pensamientos y de corazón.
Aludió al Evangelio y la parábola del hijo pródigo, y manifestó que el desafío es salir urgentemente del modelo de los hijos para entrar en el modelo del Padre, que genera un amor de calidad que frente a las realidades difíciles no se deja aplastar, sino que crea algo nuevo y distinto. “La Patria requiere algo inédito”, aseguró parafraseando un documento del año 2001 de los obispos argentinos.
La novedad es animarse a abrazar al otro desde las entrañas, perdonarlo de corazón, empezar de nuevo las veces que hagan falta, romper las cadenas del odio, tener palabras, gestos y acciones que busquen dignificar a los otros y apostar por salvarnos todos. Este es el desafío más urgente: que nadie se autoexcluya y que nadie ose excluir a nadie por ningún motivo. “La fraternidad humana es la condición necesaria para que todos podamos salvarnos”, declaró el arzobispo.
Recordó que el papa Francisco, en Fratelli Tutti, plantea el desafío de la fraternidad humana y la amistad social. Allí se juega la opción: encierro o apertura. Si nos abrimos hay posibilidad de encuentro, escucha, diálogo, del trabajo por el bien común, el fortalecimiento de la democracia y la reconstrucción por la Patria herida.
“Metí la pata”
El titular de Mercedes-Luján señaló que para estar a la altura de las circunstancias, debemos esforzarnos en salir del paradigma del encierro y del rechazo y entrar en el de la apertura, el abrazo y el cuidado de toda persona. Ese abrazo es la expresión de un corazón sensible, de convicciones profundas, de valores madurados, de una decisión ética personal y colectiva que tenga como horizonte el bien de la Patria.
Como expresó el Papa en la oración extraordinaria ante la pandemia por coronavirus (27 de marzo de 2020), repitió: “Recordemos por favor, que todos estamos en la misma barca y que nadie se salva sólo”. Luego, invitó a rezar juntos la oración de San Francisco de Asís, el santo de la paz y la fraternidad universal.
Antes de la bendición final, Jorge Scheinig, hizo una autocrítica: “Quisiera hacer una aclaración. Este fin de semana los obispos de la Argentina incitamos a todo el país a rezar por la paz y no pensamos en una misa ni en un evento central. Cuando el intendente de Luján me propuso hacer esta misa, le dije que sí. Pero fue creciendo la envergadura de la misa y yo quiero pedir disculpas.
Asimismo, aclaró: “Me equivoqué, metí la pata. De verdad, lo quiero hacer de corazón, porque tal vez yo no invité por no querer hacer algo tan importante, me equivoqué, metí la pata, como decimos. Y concluyó: “Quiero pedir perdón de verdad, porque así fue, fue rápido y a veces estas cosas nos superan”.