Un “supermercado de religiones”. Así ha definido el obispo auxiliar de Astana, Athanasius Schenider, el VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales que se ha celebrado en Kazajistán estos días y en el que ha participado el papa Francisco.
En declaraciones a los periodistas, recogidas por Crux, antes de la reunión del papa Francisco con obispos, clérigos y religiosos del país, el prelado señaló que es “normal” tener diferencias con el Papa. De hecho, no es la única vez que expresa sus críticas a los actos del Pontífice, como su desacuerdo con la decisión de Francisco de restringir la misa tradicional en latín.
“Esto para mí es por amor, verdadero amor fraternal, no hacer adulación e incienso, y comportarse como un empleado con un jefe”, aseguró Schneider. “No, somos hermanos, tenemos que decir con respeto cuando reconocemos que algo es un peligro para toda la Iglesia, y considero que esto es una verdadera ayuda para el Papa”.
En cuanto al congreso, Schneider, entiende que es positivo a la hora de promover el respeto mutuo y la comprensión en todo el mundo, “pero también tiene un peligro, porque puede dar la impresión de un supermercado de religiones”.
“Esto no es correcto, porque solo hay una religión verdadera, y esa es la Iglesia católica, fundada por Dios mismo, y Dios mandó a todos los hombres, a todas las religiones, a creer y aceptar a su hijo Jesucristo”, ha defendido el prelado. “No hay otro camino para la salvación, y en estas reuniones la Iglesia católica es visual y exteriormente una de las tantas religiones, y esto es, en mi opinión, un punto negativo y un punto peligroso”, ha insistido.
Sin embargo, Schneider sí ha reconocido que la visita del Papa a Kazajistán ha sido significativa para la minoría católica del país. “Nuestros católicos son conscientes de que somos parte de una verdadera iglesia universal, mundial, que es la catolicidad. Entonces, esto es muy importante para que nuestros fieles experimenten la catolicidad de la iglesia, con la presencia del Papa”, ha añadido.