El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, ha viajado esta semana a Nueva York para participar en la Cumbre para la Transformación de la Educación, evento celebrado al inicio de la semana de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Una ocasión que el purpurado ha aprovechado para defender, tal como recoge Vatican News, que “el estallido de la pandemia del Covid-19 y ahora la guerra en Ucrania, sin olvidar los muchos otros conflictos en curso en diferentes regiones del mundo hacen más urgente la necesidad de un Pacto Educativo Global”.
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“Es necesario crear una ‘aldea educativa’ en la que todas las personas, según sus respectivas funciones, compartan la tarea de formar una red de relaciones abiertas y humanas”, aseveró Parolin, reconociendo que, en primer lugar, “hay que limpiar el terreno de la discriminación y dejar que florezca la fraternidad”.
Por otro lado, el cardenal insistió en la importancia de “reconstruir la frágil alianza educativa introduciendo a las nuevas generaciones en los valores del respeto, el diálogo y la solidaridad mediante la inversión de los mejores recursos disponibles en una educación de calidad”.
Los cuatro pilares
Además, y basándose en el mensaje del Papa en el lanzamiento del Pacto Educativo Global 2022, el 12 de septiembre, Parolin invitó a todos los que trabajan en el ámbito de la educación a guiarse por cuatro pilares fundamentales: conocerse a uno mismo, al otro, a la creación y a lo trascendente.
“Conocer al otro nos anima a tener presente al ‘otro’, especialmente a los que se encuentran en situaciones vulnerables”, apuntó el purpurado. Del mismo modo, el conocimiento de la creación “nos inspira a cuidar nuestra casa común”, y el conocimiento de lo trascendente “afirma la inclinación natural de la persona humana hacia el infinito, ampliando nuestro horizonte y nuestra capacidad de descubrir los grandes misterios de la vida”. “Es esta tensión hacia el destino y la vocación de la humanidad, la que da a la educación su sentido más profundo y convence a los jóvenes de su valor”.
Parolin subrayó, además, que esta “visión holística de la educación” requiere compromisos precisos, que nacen, en primer lugar, de hacer de la persona humana en su valor y dignidad el centro de todo esfuerzo educativo. Por ello, el objetivo final no es otro que hacer que la educación sea “verdaderamente integral, superando las dicotomías entre sus aspectos cognitivos, emocionales y éticos”.