Vaticano

El Papa refrenda en la audiencia general su apoyo a “la martirizada Ucrania”

Poco después de que Putin anunciara la movilización parcial de reservistas, Francisco denuncia las “salvajadas y monstruosidades” cometidas en territorio ucraniano e invita a unirse “a este pueblo tan noble”





Pocos minutos después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, anunciara este miércoles la movilización parcial de alrededor de 300.000 reservistas para combatir en Ucrania, lo que supone una escalada en el conflicto iniciado hace casi siete meses con la invasión decretada por Moscú, el papa Francisco refrendaba su apoyo a la nación agredida. Lo hizo al final de la audiencia general celebrada en la plaza de San Pedro del Vaticano, cuando volvió a tener presente “la terrible situación de la martirizada Ucrania”.



El Pontífice recordó que ahora mismo se encuentra en este país de Europa oriental el cardenal polaco Konrad Krajewski, limosnero apostólico. Es su cuarta visita, en la que ha podido rezar frente a las fosas comunes descubiertas en los alrededores de Izium, la localidad perteneciente a la región de Járkov, al este del país, recientemente reconquistada por las fuerzas ucranianas. Jorge Mario Bergoglio pudo hablar ayer por teléfono con Krajewski, que se encuentra ahora en la zona de Odesa, y que le contó “el dolor de este pueblo, las salvajadas y monstruosidades y los cadáveres torturados que encuentran”. Por ello pidió, el Papa pidió: “Unámonos a este pueblo tan noble y tan mártir”.

La catequesis de la audiencia general estuvo centrada en el viaje que Francisco realizó la semana pasada a Kazajistán, donde participó en la séptima edición del Congreso de los Líderes de las religiones mundiales y tradicionales. Que este país de Asia Central haya apostado por organizar este encuentro cada tres años significa “poner las religiones en el centro del compromiso para la construcción de un mundo en el que nos escuchamos y nos respetamos en la diversidad. Esto no es relativismo”.

Mártires del comunismo

Bergoglio reconoció el camino recorrido por las autoridades kazajas, que “tras haberse liberado del yugo del régimen ateo, proponen ahora un camino de civilización que mantiene unidos política y religión, sin confundirlas ni separarlas, condenando claramente fundamentalismos y extremismos”. Es, a su juicio, una “posición equilibrada” que quedó plasmada en la Declaración final del congreso, un documento que “va en continuidad con la que se firmó en Abu Dabi en febrero de 2019 sobre la fraternidad humana”.

Al hablar de la pequeña comunidad católica kazaja, el Pontífice recordó a sus mártires, “hombres y mujeres que sufrieron décadas de opresión atea por la fe” y que fueron “perseguidos, asesinados, torturados y encarcelados”. También invitó a la Iglesia local a que pese a ser “un pequeño rebaño”, sea “abierto, no cerrado, no defensivo, abierto y confiado en la acción del Espíritu Santo, que sopla libremente donde y como quiere”.

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