La Conferencia Episcopal de Austria ha presentado la síntesis de las aportaciones hechas de cara al próximo Sínodo de la Sinodalidad. La “Síntesis Nacional sobre el Proceso Sinodal” reclama a la Iglesia ponerse al día en cuanto a la justicia de género, la promoción de las mujeres en los puestos de liderazgo de la Iglesia y las oportunidades de implicación para los laicos.
- PODCAST: Francisco en Kazajistán, un grito por la paz
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Enviado a la secretaría vaticana correspondiente a mediados de agosto, en la elaboración del documento no ha participado ningún obispo. El presidente de la Conferencia Episcopal, Franz Lackner, arzobispo de Salzburgo; y el responsable del proceso Josef Marketz, obispo de Gurk-Klagenfurt, han escrito simplemente la presentación en la que agradecen y apoyan “el trabajo realizado en el camino común, aunque a veces esto signifique también oponerse a él”.
Mayor implicación de todos
En la síntesis aparecen las preocupaciones cotidianas que se viven en las comunidades parroquiales y se reclama una mayor participación de los laicos en la liturgia, esfuerzos por utilizar un lenguaje más comprensible en la liturgia y la predicación, el trato pastoral con las personas que están excluidas de la vida eclesial de diversas maneras, la superación de los abusos o a el impulso de la formación cristiana.
Plantean a los niveles correspondientes que se estudien cuestiones como el acceso de las mujeres al ministerio ordenado –al menos al diaconado–, el celibato obligatorio como condición para la admisión al ministerio ordenado o la adaptación de las opiniones doctrinales en cuestiones como la moral sexual. En algunos grupos se ha criticado el distanciamiento entre los consagrados y los laicos y lamentan la escasez de sacerdotes o la falta de implicación en tareas de voluntariado.
Otra cuestión que se recoge, según señala el portal katholisch.de, es que muchos grupos sienten que no se les escucha lo suficiente. Esto es especialmente cierto en el caso de los jóvenes, cuyos problemas apenas se tienen en cuenta. Se suspira por una Iglesia “que llegue a la gente, haga tangible la misericordia de Dios a todos y se ocupe de sus necesidades, con una clara opción por los pobres y desfavorecidos”, algo que se puede hacer a través de Cáritas como presencia eclesial o con un mayor diálogo con la sociedad.