Las religiosas, cuya casa madre se encuentra en la Ciudad de México, explicaron que fueron tres las razones por las cuales se vieron en la necesidad de cerrar su casa en la diócesis de Matagalpa.
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En primer lugar, el vencimiento de las residencias de las hermanas que formaban parte de esa comunidad. También los problemas de salud de algunas de ellas, y por último, la escasez de personal en la congregación para poder reforzar dicha comunidad.
Agradecimiento a Matagalpa
Las religiosas agradecieron a Dios por todo lo que la Iglesia en Matagalpa les dio, a través del amor y cuidado de los pastores, sacerdotes y fieles laicos que las acogieron con mucho cariño, así como por el bien que les permitió hacer en esa Iglesia particular y por Nicaragua, a través de la vivencia de su vocación contemplativa de oración constante ante el Santísimo Sacramento, pidiendo por la salvación de toda la humanidad y la santificación de los sacerdotes, conforme a su carisma.
El comunicado, firmado por la madre María Teresa Morán Chávez, Superiora de la Congregación, señala que seguirán acompañando a la Iglesia nicaragüense con su oración y sacrificio.
La versión de que las hermanas habían sido expulsadas, al igual que lo hizo el régimen de Ortega con las Misioneras de la Misericordia de la Madre Teresa de Calcuta, surgió a partir de la declaración de un sacerdote que, a través de un podcast, aseguró que el gobierno federal había pedido cierta información a las religiosas, y tras su negativa a hacerlo, el presidente nicaragüense había decretado su expulsión.