Recogiendo aquel mandato de Jesús a sus discípulos en Tiberíades, Andrés Eduardo García Infante (Málaga, 1986) nos hace hoy una invitación: ‘Echad las redes’. Así titula este joven teólogo y profesor el manual de ‘Teología para principiantes’ (Sal Terrae) que acaba de publicar, un práctico cuaderno de bitácora para navegar por el océano digital. Especialmente, para surcar y resistir los embates de aguas tan revueltas como las de Twitter. Una red social que “se ha convertido en un nuevo ‘Areópago’ donde anunciar el Evangelio”, asegura, convencido de que “debemos dialogar con las inquietudes reales de nuestros coetáneos”.
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PREGUNTA.- ¿Por qué ‘Teología para principiantes’? ¿Es una provocación? ¿Un desafío? Casi siempre pensamos en esta disciplina como una materia para “iniciados”…
RESPUESTA.- He buscado el equilibrio entre el lenguaje técnico y el divulgativo, ya que este libro va destinado, por una parte, a todas aquellas personas que quieren profundizar en algunos aspectos del Misterio de Dios, de la fe cristiana, pero que no están acostumbrados a leer ensayos teológicos; por otra, a profesores y catequistas, pues constantemente tienen que confrontarse con las dudas e inquietudes de los jóvenes.
Confrontar ideas
P.- ¿No hay que tener mucha fe o “hilar” muy fino para “echar las redes” en Twitter pensando en pescar algo de provecho para la vida?
R.- Estoy firmemente persuadido de que el Espíritu nos empuja a “echar las redes” en el océano digital, pues Twitter se ha convertido en un nuevo ‘Areópago’ donde anunciar el Evangelio. Esta red social nos ofrece la posibilidad de interactuar con personas de cualquier rincón del planeta, y esto nos permite confrontarnos con ideas y sensibilidades distintas a las nuestras.
P.- ¿Cómo se argumenta el carácter “razonable” de la fe en un espacio público donde a menudo la razón es víctima del ruido de sables?
R.- Si se me permite la broma, yo formo parte de la “resistencia”. Intento mantenerme al margen de polémicas estériles, del ruido que no permite la comunicación. Mi perfil es marcadamente teológico, y creo que los usuarios que siguen mi cuenta es porque buscan contenido diferente a lo que suele verse en Twitter. (…)
El magisterio de los jóvenes
P.- ¿Hasta qué punto la experiencia en el “caladero” del aula le ha servido para faenar con más aplomo en el proceloso “océano digital”?
R.- Los jóvenes son los mejores maestros. Los teólogos corremos el riesgo de dedicarle mucho tiempo a contestar preguntas que nadie se hace –lo cual también es necesario–, pero la reflexión teológica hay que aterrizarla, debemos dialogar con las inquietudes reales de nuestros coetáneos. Para esto, nada mejor que trabajar con jóvenes. (…)