Al final de la celebración de la misa de clausura del 27º Congreso Eucarístico Nacional, el papa Francisco ha rezado el ángelus con los presentes. Así, ha recordado que este domingo la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, sobre el tema ‘Construir el futuro con los migrantes y refugiados’. “Renovamos nuestro compromiso de construir el futuro según el proyecto de Dios: un futuro en el que cada uno encuentre su lugar y sea respetado; donde los migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de la trata puedan vivir en paz y con dignidad”, ha dicho Francisco.
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“El Reino de Dios se realiza con ellos, sin ser excluidos”, ha aseverado. “Es también gracias a estos hermanos y hermanas que las comunidades pueden crecer a nivel social, económico, cultural y espiritual; y el compartir las diferentes tradiciones enriquece al Pueblo de Dios ¡Comprometámonos todos a construir un futuro más inclusivo y fraterno!”.
Por otro lado, y antes de concluir la celebración, el Papa ha animado a los presentes a “volver a la Virgen María, la mujer eucarística”. De esta manera, Francisco ha encomendado a la Virgen el camino de la Iglesia en Italia, pero, también, ha pedido su intercesión por las necesidades más urgentes del mundo.
Ucrania, Myanmar y Camerún
“Estoy pensando, en particular, en Myanmar. Desde hace más de dos años ese noble país se ha visto azotado por graves enfrentamientos armados y violencia, que han causado numerosas víctimas y desplazados. Esta semana escuché el grito de dolor por la muerte de niños en una escuela bombardeada. ¡Que el clamor de estos pequeños no pase desapercibido! ¡Estas tragedias no tienen que suceder!”, ha dicho el Papa.
Asimismo, ha pedido a “María, Reina de la Paz” que consuele “al pueblo ucraniano y obtén la fuerza de voluntad de los líderes de las naciones para encontrar de inmediato iniciativas eficaces que conduzcan al fin de la guerra”. Y se ha unido, para concluir, al llamamiento “de los obispos de Camerún por la liberación de ocho personas secuestradas en la diócesis de Mamfe, incluidos cinco sacerdotes y una monja. Ruego por ellos y por los pueblos de la provincia eclesiástica de Bamenda: que el Señor conceda la paz a los corazones ya la vida social de ese querido país”.