Con motivo de la 48° peregrinación juvenil a Luján, los obispos argentinos pidieron vivir esta experiencia con mirada y corazón de peregrinos
La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina envió algunas reflexiones a los jóvenes que, durante este sábado y domingo, caminarán 60 km para visitar el Santuario de la Patrona de la Argentina, la Virgen de Luján.
“Con la mirada y corazón de peregrinos”, es la consigna de los obispos para vivir esta tradicional peregrinación que, desde sus comienzos, apostó por la vida, la esperanza y la unidad del pueblo argentino.
En el mensaje, firmado por el obispo de San Isidro y titular de la CEA, Oscar Ojea; el vicepresidente 1°, Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza; el arzobispo de Bahía Blanca y vicepresidente 2º, Carlos Azpiroz Costa, Arzobispo de Bahía Blanca; y el auxiliar de La Plata y secretario general, Alberto Bochatey, osa, compartieron esta reflexión: “Somos testigos de la fe de nuestro pueblo que se pone en camino para celebrar al Dios de la vida. Nos llena de alegría saber que los Santuarios de nuestra Patria tienen sus puertas abiertas para todos y todas, nos reconocemos parte de la misma familia”.
Señalaron que durante estos meses se ha visto la fuerza de la espiritualidad popular con la participación de la gente en multitudinarias celebración: Nuestra Señora del Valle, Santuario de San Cayetano, la Fiesta del Señor y la Virgen del Milagro en Santa, el Santuario de la Virgen de Itatí y la de la Virgen del Rosario en San Nicolás.
Tomando el lema de la peregrinación “Madre, míranos con ternura, queremos unirnos como pueblo”, la Comisión Ejecutiva indicó y aludió al Documento de Puebla que señala que el pueblo ama las peregrinaciones, celebra el gozo de sentirse entre hermanos, caminando juntos hacia el Señor que los espera. Esto se constituye en signo y visión de Iglesia del Concilio Vaticano II: la familia de Dios, como pueblo peregrino, avanza hacia el Señor (232).
Resaltaron que en este tipo de acontecimientos se da la participación de personas de todas las clases sociales, de distintas realidades y experiencias. Se manifiesta la cultura del encuentro, donde “caminamos y rezamos juntos”, se respeta y se camina al ritmo del otro, entre todos se ofrece ayuda para llegar a la meta. “El peregrino se reconoce caminante hacia la meta y por eso, no presume de haber llegado ni estar por encima de los otros que caminan junto a él. El dolor y el cansancio compartido, lo hace solidario y comprometido con el andar común”, destacaron los obispos.
Recordaron que el papa Francisco, en Christus Vivit, señaló el concepto de pueblo, no como estructura de la sociedad sino como el conjunto de individuos que caminan como comunidad de todos y para todos, que no deja que los pobres y débiles queden atrás.
La Comisión Ejecutiva resaltó: “Estamos llamados a aprender de los peregrinos, verdadera fuente de inspiración y enseñanza para seguir construyendo el bien común”. Y le manifestaron a los jóvenes peregrinos que le pidan a la Virgen de Luján, que como Madre y Patrona de este país, ayude a las distintas dirigencias del país a tener mirada y corazón de peregrinos, humildes y serviciales.