El arzobispo de Valladolid reivindica que “los frailes lleven hábito, que las monjas sean reconocibles y que los que hemos sido ordenados también lo sean”
“Podéis vestir un vestido clerical, podéis llevar un distintivo para que se vea en la plaza pública que sois hombres consagrados al Señor”. Este es uno de los consejos que recibieron Jorge Polo y Mario Martín, los nuevos diáconos de la archidiócesis vallisoletana, por parte de su arzobispo, Luis Argüello, durante su ordenación en la catedral este 25 de septiembre.
El prelado reivindicó que “hubo un tiempo en el que la novedad tenía que ver con quitarnos la sotana, el clergyman”; sin embargo, hoy “lo revolucionario, lo novedoso, la presencia de lo sobrenatural en las calles y en las plazas sea que los frailes lleven hábito, que las monjas sean reconocibles y que los que hemos sido ordenados también lo sean”. El propio Argüello relató que desde que lleva vestimenta clerical ha podido confesar incluso a personas con las que se ha cruzado en el tren durante sus viajes a la Conferencia Episcopal Española, de la que es secretario.
Además, el prelado invitó a los diáconos a “observar el celibato durante toda la vida”, “conservar y acrecentar el espíritu de oración y celebrar la Liturgia de las Horas” e “imitar siempre en su vida el ejemplo de Cristo, cuyo cuerpo y sangre servirán con sus propias manos”. “Al incorporaros a este colegio vais a hacer unas promesas que son tremendamente contraculturales, pero que en realidad son una novedad revolucionaria que nuestro mundo necesita”, recalcó a los nuevos diáconos. “Entráis en una aventura apasionante, pero sois frágiles, y por eso precisáis continuar en un camino formativo hasta el presbiterado y, después, en eso que la Iglesia llama Formación Permanente Integral”, concluyó.