Dos días después de la victoria electoral de la ultraderechista Giorgia Meloni, líder de Frattelli d’Italia, quien presumiblemente será la nueva primera ministra de Italia, gobernando en coalición con Silvio Berlusconi (Forza Italia) y Matteo Salvini (Liga), ha llegado la valoración de la Conferencia Episcopal Italiana.
A través de una declaración de su presidente, el cardenal Matteo Zuppi, este ha mostrado en primer lugar su “preocupación” por “el creciente abstencionismo” que ha caracterizado estos comicios, “alcanzando niveles nunca vistos”. Y es que, si se ha quedado en un significativo 36% el número de italianos que podían haber votado y no lo han hecho, en varias regiones del sur del país la abstención ha superado el 50%.
Por ello, el arzobispo de Bolonia ha reiterado que estamos ante “el síntoma de un malestar que no se puede descartar superficialmente y que debe ser escuchado”. De ahí que, como ya había hecho el Episcopado en una nota de su Consejo Permanente cuatro días antes de las elecciones, se renueve la llamada a los italianos a “ser protagonistas del futuro”.
De cara a “los elegidos” en las urnas, Zuppi les pide “que cumplan su mandato como una alta responsabilidad, al servicio de todos, empezando por los más débiles y con menos garantías”.
En este sentido, como ya hiciera la Conferencia Episcopal en su comunicado preelectoral, se insiste en que “la agenda de los problemas de nuestro país es densa: el aumento constante y preocupante de la pobreza, el invierno demográfico, la protección de las personas mayores, las brechas entre territorios, la transición ecológica y la crisis energética, la defensa del empleo, especialmente de los jóvenes, la acogida, protección, promoción e integración de los migrantes, la superación de la burocracia, las reformas de la expresión democrática del Estado y de la ley electoral”. Todo ello, claro, “sin olvidar que la guerra en curso y sus graves consecuencias exigen un compromiso de todos y en plena armonía con Europa”.
En este sentido, no puede pasar por alto, además del hecho de que Zuppi no menciona en ningún momento a Meloni ni le dirige felicitación alguna, la insistencia del cardenal al pedir al nuevo Gobierno que no se olviden la cuestión ecológica ni la defensa de los migrantes… Cuestiones, ambas, contra las que Meloni, Salvini y Berlusconi han construido buena parte de su discurso, en esta campaña y en el conjunto de su carrera política.
Zuppi remata su mensaje llamando a gobernar poniendo en el centro “el bien común y no el interés propio”, así como “la defensa de los derechos inviolables de la persona y de la comunidad”. En este sentido, la Iglesia, “respetando la dinámica democrática y la distinción de roles, no dejará de contribuir a la promoción de una sociedad más justa e inclusiva”.