Culturas

El éxtasis místico no caduca





Fue Maurice Blanchot –el escritor francés que se consagró a la literatura y el silencio– quien definió el milagro de “imaginar lo extraordinario”. Amigo de Jacques Derrida y, más tarde, de Georges Bataille, para Blanchot un creador –un artista, al fin y al cabo, incluidos los escritores– debería proponerse “indagar imaginariamente en lo espiritual”, antes de “esforzarse por realizarse en su existencia”.



Ahora es el comisario y crítico Alfonso de la Torre quien indaga entre la colección BBVA para mostrar la obra de artistas que imaginaron y buscaron esa verdad esquiva, la experiencia interior, el éxtasis místico, el misterio de vivir, la secreta energía, el asombro. El resultado es Arte y espiritualidad. Imaginar lo extraordinario, la exposición que acoge el Pabellón Villanueva del Jardín Botánico de Madrid, tras su presentación en el Palacio de San Nicolás, en Bilbao, sede de la Fundación BBVA, donde se exhibió por primera vez en un formato más reducido.

Es apenas un rayo de luz de la portentosa colección del BBVA, formada por más de nueve mil obras. Pero las apenas 50 piezas que recoge penetran en ese velo de lo extraordinario con acierto y, a la vez, generan turbación. “El artista decide ser pregunta, y la manifestación artística deviene tal audacia que el arte no propondría respuestas, sino que, más bien, nos devolvería hacia un reino de profundo misterio, pues queda construido sobre la interrogación”, define con acierto el comisario.

“El visitante podrá contemplar cómo los artistas han reflexionado y transmitido a sus obras su propia espiritualidad sirviéndose cada uno de diversos recursos, como la religión, la filosofía, la luz, el vacío, el silencio, la metáfora o el símbolo. Sus obras evocan la experiencia de lo sobrenatural, que supone una invitación al espectador a imaginar lo extraordinario”, describe. “Al cabo, somos exiliados perpetuos –manifiesta– entre el país de lo visible y los secretos”.

El origen del arte

El visitante podrá asomarse, además, a una espiritualidad sorprendente en la España del siglo XX: Jorge Oteiza, Pablo Palazuelo, Salvador Victoria, Pablo Armesto, Alfonso Albacete, Fernando Zóbel, Gerardo Rueda, Esteban Vicente, Marta Cárdenas, Lucio Muñoz, Antonio López o Martín Chirino y el Grupo El Paso. “Una invitación a un viaje a través de un conjunto de imágenes extraordinarias”, descubre Alfonso de la Torre. De tal modo, como proclama el propio comisario, que es “posible comprender que la lista de artistas a los que podría calificarse de ‘religiosos’ o embargados en la reflexión sobre lo trascendente sería extensísima”.

Otro hallazgo de la muestra del Jardín Botánico –abierta hasta el 23 de octubre– es, sin duda, la contraposición entre el modo de entender esa espiritualidad en la Europa de los siglos XVI y XVII –la Virgen y el Niño vistos por Jan Van Scorel, la Resurrección de Cristo según Luis Vélez, los ángeles de Juan de Soreda, los bosques de David Teniers II– con Joaquín Sorolla, Nacho Criado, Ouka Leele o Jaume Plensa, entre otros. Aparentemente, los siglos hacen que sean distantes y divergentes. Pero no. Muestran la misma reflexión entre lo sagrado y lo profano, el origen del arte según Martin Heidegger.

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