Gil Tamayo aterriza en Granada: “Vengo a serviros. No soy ningún líder, ideólogo o superhombre”

  • El nuevo coadjutor de la archidiócesis andaluza inicia la transición de manos de Javier Martínez
  • “No faltarán quienes traten tu venida con la lógica política o empresarial”, alertó el actual arzobispo sobre los intentos de enfrentarles a ambos

Gil Tamayo aterriza en Granada: “Vengo a serviros. No soy ningún líder, ideólogo o

“Vengo a servir, a serviros. No soy ningún líder, ideólogo o superhombre. Soy un obispo”. Así se presentó este mediodía José María Gil Tamayo en Granada, en el marco de su toma de posesión como arzobispo coadjutor de la archidiócesis andaluza.



El pasado mes de julio, el hasta entonces obispo de Ávila fue elegido por el Papa para suceder a Javier Martínez, antes de que este diciembre cumpla los preceptivos 75 años para presentar su renuncia por edad. Según pudo confirmar Vida Nueva, la Santa Sede envía a Gil Tamayo para propiciar una “transición tranquila” que pasa por llevar a cabo una auditoría interna sobre la situación económica del obispado, así como una dinamización del clero de granaíno.

En comunión

“Vengo a ejercitar mi servicio episcopal en misión compartida con Don Javier, en profunda comunión con él y con el presbiterio de Granada”, expuso Gil Tamayo, en una eucaristía celebrada en la catedral y presidida por Martínez, que contó con el presbiterado diocesano prácticamente en pleno -206 sacerdotes- y un numeroso respaldo episcopal, propio de una Asamblea Plenaria, salvo el presidente y el vicepresidente. Un total de 36 obispos, con los cardenales Cañizares, Blázquez y Bocos al frente. Se ausentó el nuncio Bernardito Auza, sustituido por el primer secretario de la Nunciatura, Daniele Liessi.

“¡No somos “administradores de decadencia! ¡Que el pesimismo no nos contamine ni nos paralice! ¡Fortalezcamos la esperanza! Dios no nos va a faltar”, animó a los presentes en el templo, quizá consciente del clima de desánimo en la región en estos últimos años. Frente a ello, asumió como propia la llamada del Papa a “ser una Iglesia en salida”. Y todo, “en el ahora del siglo XXI, sin añoranzas estériles ni ilusionismo que nos paralicen o evadan de la tarea”.

Programa papal

Es más, en una defensa cerrada del pontificado actual, el nuevo coadjutor subrayó que “no tenemos más programa que el que el Papa Francisco nos recuerda en su exhortación ‘Evangelii Gaudium’ llamándonos a una nueva etapa evangelizadora donde “la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”.

Durante su intervención, puso en valor cómo “la religiosidad popular es una verdadera espiritualidad encarnada en la cultura de los sencillos”. En paralelo, hizo un llamamiento a “potenciar la iniciación cristiana y la educación en la fe”. Así, ensalzó “la labor educativa cristiana tan presente en nuestra diócesis”, así como la entrega del “apostolado seglar, de la familia, de la pastoral juvenil y cómo no pensar en el reto que tiene ante sí la pastoral universitaria”.

En este saludo inicial, también hizo hincapié en que “nuestra tarea, nuestra misión, no sería la de Jesús si no ponemos en un primer lugar a los pobres, a los enfermos, a los más desvalidos”. Para lograrlo, Gil Tamayo reivindicó, en palabras de Francisco, que “nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil”.

Ni salud ni fuerzas

En una homilía con dosis de autocrítica, Javier Martínez confesó que “ya no tengo la salud ni las fuerzas que tenía en aquel ya lejano 2003” cuando desembarcó en Granada. Echando la vista atrás a sus 19 años de pastoreo en Granada, Martínez mostró su “gratitud y alegría” por todo lo vivido.

El todavía arzobispo de Granada tendió la mano a su sucesor para trabajar juntos en los próximos meses, un tono que difiere de la experiencia vivida previamente en Almería: “El hecho de que se nos encomiende ahora ejercer juntos el ministerio episcopal al servicio de esta querida diócesis es una preciosa oportunidad”.

Eso sí, advirtió de que “sin duda, no faltarán quienes traten de entender la lógica de tu venida, como todo en la Iglesia, mediante otras lógicas: sobre todo con la lógica de la vida política o de la vida empresarial, como una organización, y como una organización meramente humana, con sus objetivos e intereses, y con su énfasis en la eficacia y en los procedimientos para lograrla”.

Incluso llegó a alertar del peligro de que se hable de “‘izquierdas’ y ‘derechas’, cerrazón o apertura… Mitos y fantasmas de nuestro mundo virtual”. A renglón seguido, Martínez comentó que “ni siquiera es extraño que nosotros mismos participemos a veces de esa mentalidad del mundo y comprendamos a la Iglesia de esa manera mundana”.

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