Las relaciones entre el Vaticano y el Patriarcado Ortodoxo de Moscú están “prácticamente congeladas”. Así lo ha reconocido, en declaraciones a la televisión local Rossiya 24, el responsable de Relaciones Exteriores del Patriarcado, el metropolita Antonij.
A su juicio, “algunas declaraciones” del Papa y de “la mayoría de sus colaboradores”, lejos de contribuir al entendimiento entre ambas Iglesias, han sido “completamente inadmisibles”. Algo que ha ejemplificado en una frase de Francisco en la que definió al patriarca Kirill como “un monaguillo de Putin”.
Para el número dos del Patriarcado, además, la Santa Sede tampoco ha trabajado en promover un encuentro entre Kirill y Bergoglio. Si en junio, según él, desestimaron que ambos se vieran en Jerusalén, ahora, en la cumbre interreligiosa de septiembre en Kazajistán, Roma “no ha hecho nada para garantizar” dicha cita.
Significativamente, en Nur-Sultan sí se vieron el Papa y el propio Antonij, besando Francisco su pectoral… Por lo visto, el gesto fraterno no ha calado en Moscú.