En un excelente fin de semana, en el que hasta las condiciones climáticas fueron inmejorables, se realizó la tradicional peregrinación juvenil, convocada este año bajo la consigna: “Madre, miranos con ternura, queremos unirnos como pueblo”.
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Para visitar a a la Virgen, los fieles transitaron 60 km desde el barrio de Liniers y, a pesar del esfuerzo y del cansancio, llegaron a la Basílica de la Virgen de Luján. Muchos se fueron sumando a lo largo del camino, y algunos otros se acercaron directamente al Santuario.
Durante el camino, los jóvenes cantaron, rezaron, recibieron bendiciones, y un grupo, con previa catequesis de iniciación, recibió el bautismo en plena peregrinación.
La Comisión arquidiocesana de Piedad Popular desplegó toda su organización sobre el camino: puestos de atención sanitaria e hidratación, ambulancias, y la invalorable presencia de 6500 voluntarios en todo el recorrido, para asistir, colaborar y apoyar.
El valor de la fraternidad
“Qué lindo sentirnos en el camino como hermanos; como un pueblo peregrino, fraterno, solidario. Cómo nos gustaría que esta fuerza fraterna se proyecte sobre toda la Argentina, para que nos sintamos más hermanos”, destacó el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, en la misa central.
El primado de la Argentina presidió la misa central a las 7. Concelebraron el arzobispo del lugar, Jorge Scheinig; Jorge Lugones, obispo de Lomas de Zamora; Damián Nannini, titular de San Miguel; Martín Fassi, obispo de San Martín, y los auxiliares de Buenos Aires, Enrique Eguía Seguí, Juan Carlos Ares y José María Baliña.
Poli aludió al episodio del Evangelio en el que Jesús ofrece a María al discípulo como hijo, y a este a María como Madre. “Desde ese momento, el discípulo se la llevó a su casa, a sus cosas, a su vida. Esto es lo que hicieron ustedes con la peregrinación. La mejor oración que tiene la iglesia peregrina”, expresó.
Asimismo, comentó que la iglesia se enorgullece de tener a sus hijos peregrinos; es lo que más se identifica con “la vida que Dios nos dio” porque nuestra vida es peregrina.
El arzobispo porteño aseguró que al venir al Santuario “no nos vamos de la misma manera”. La Virgen pide a Jesús por nosotros para que cambiemos que aquello que tenemos que cambiar, para no bajar los brazos y para volver la mirada hacia los regalos que recibimos en el bautismo: la fe, la esperanza y la caridad.
Encontrarnos en cada Eucaristía
Mario Poli referenció al papa Francisco quien recordaba, en una carta, que en cada eucaristía es Cristo que desea ardientemente encontrarnos con cada uno de nosotros. “Que se repita en cada eucaristía este sentimiento de amor a la Virgen y de amor a Cristo“, aclamó.
También pidió que el Señor conceda a cada uno las gracias materiales y espirituales que necesitan para la peregrinación de la vida, para el camino de cada uno y de las familias, y su bendición sobre todo lo bueno que realizan y siembran en el camino de la vida.
Finalmente pidió que el Señor “nos conceda siempre visitar a su Mamá para pedirle lo que necesitamos para seguir caminando“.