El techo de cristal, que a veces pareciera de hormigón, se solidifica en la Iglesia. Sin embargo, desde Roma al mundo. Desde el centro, a los márgenes. El ejemplo del papa Francisco, que como último hito ha introducido a dos mujeres como miembros de pleno derecho en la Congregación para los Obispos, ejerce de efecto dominó, aunque todavía queda mucho camino en la Iglesia española para que las mujeres estén plenamente representadas en los puestos de toma de decisiones.
De hecho, solo el 17,78% de las delegaciones diocesanas están ocupadas por mujeres, según ha podido comprobar Vida Nueva a través de la información –muchas veces deficiente– ofrecida por los sitios web de las 70 diócesis españolas. En concreto, y aunque con nomenclaturas diferentes, hay un total de 1.226 delegaciones episcopales y solo 218 están presididas por mujeres. Incluso hay tres obispados en los que en ninguno de estos pequeños ‘ministerios’ diocesanos ellas lideran: Jaca, Lugo y el arzobispado Castrense.
Hay seis áreas donde la presencia femenina es más numerosa: Familia, Laicos, Enseñanza, Medios de Comunicación, Pastoral de la Salud y Misiones. En todas ellas, el número de delegadas supera la barrera imaginaria de diez si contamos el conjunto de las 70 diócesis, incluso en algunas se llega a la treintena, pero no van más allá, por lo que la presencia masculina es mayoritaria en todas las áreas. Hay delegaciones, como las de Vida Consagrada, en las que el número de mujeres al mando es muy escaso –seis, siempre según los datos recogidos en los portales diocesanos–, y se entiende poco esa sobredimensión masculina, máxime si tenemos en cuenta que en España tres cuartas partes de la Vida Religiosa es femenina.
Por otro lado, España cuenta con ocho cancilleres femeninas. Poco más del 11%. M. Teresa Cebrià (Girona), María Teresa Marcos (Plasencia), M. Francesca Ferrer (Mallorca), Júlia Ayala (Solsona), Natalia Aguado (Palencia), Encarna Jiménez (Cartagena), Rosario Blanco (Ourense) –responsabilidad ocupada junto a Manuel Emilio Rodríguez Álvarez– y Beatriz Mairal (Barbastro). Este caso es, además, especial, puesto que el obispo Ángel Pérez Pueyo ha situado a su canciller en el Colegio de Consultores y en el Consejo Presbiteral, dos órganos en los que en el resto de diócesis españolas no forma parte ningún laico.
Ellas son, después del obispo y el vicario general, las máximas responsables de sus diócesis. Un peldaño por debajo hay seis mujeres en España, que ocupan la responsabilidad de vicecanciller: Mercedes Corominas (Girona), Patricia Palacios (Huesca), Raquel Campo (Santander), Maria Font (Vic), Rosalia Gras i Minguella (Tarragona) y Valentina Gobbo (Granada).
El caso de los consejos de pastoral es también sintomático. Ellas son mayoría en las parroquias, pero no en los órganos consultivos. Así, la media nacional de mujeres en estos consejos no supera el 32%. Los casos van desde el 15% de la diócesis de Jerez, donde cuentan con 33 miembros y solo cinco mujeres, al caso de Astorga, donde el 63% son mujeres (22 de 35). Solo Astorga, Tortosa (56%) y Vic (54%) cuentan con más mujeres que hombres en sus consejos de pastoral. Pese a todo, siempre hay brotes verdes. Es el caso de la diócesis de Canarias, que en julio hizo público el nombramiento, por parte del obispo, José Mazuelos, de Enélida Hernández Monzón como secretaria general de Pastoral. Desde su creación en 1986, es la primera mujer en ocupar este cargo de especial importancia en el organigrama diocesano.