“Hay congregaciones a la vanguardia, pero otras que se han quedado rezagadas. Es fundamental facilitar el diálogo dentro, para que las personas se sientan libres de poder denunciar abusos externos, pero, sobre todo, internos”. Así lo ha expresado, sobre los abusos en el seno de la Iglesia, el decano de la Facultad de Teología y Derecho Canónico de la Universidad Pontifica Comillas, Francisco Ramírez, durante su intervención hoy en la XIX edición de sus la tradicionales Jornadas de esta facultad, las cuales, en esta ocasión, se celebran con el tema ‘Los abusos de poder, conciencia y autoridad en la Iglesia’. Además, ha expresado su gratitud a la editorial PPC por “participar y apoyar estas jornadas”.
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“Hay zonas del mundo donde el abuso de poder masculino aún es muy fuerte, donde prevalece una Iglesia jerárquica en la que la vida religiosa femenina es vista, simplemente, como cumplir servicios“, ha recordado el decano, reconociendo que, en este tema, “ni las preguntas ni las respuestas son fáciles”.
Detener los abusos
“¿Como compaginar, por ejemplo, las propuestas espirituales que durante siglos han alabado la renuncia a los propios deseos, a la propia voluntad, o la conciencia actual de que el abuso se produce cuando la persona que tiene el control se vale de él de manera excesiva, normalmente para imponer su voluntad sin tener en cuenta los deseos o la voluntad de la otra persona?“, se ha preguntado el decano, acudiendo a las reflexiones de Hans Zolner.
“¿Cómo detener el abuso cuando, tal como dice Hans Zolner, se presenta principalmente en sacerdotes que se presentan a sí mismos como alguien que participa de la omnipotencia divina, y la utiliza con una autopercepción exagerada, generando así una sensación de inviolabilidad?”, ha continuado. “¿Cómo se fomenta esto a través de cierto tipo de formación, teología, de estructura institucional y cómo se cambia?”.
“La cuestión es amplísima”, ha concluido el decano de la facultad de Teología. Sin embargo, “lo primero es el afinamiento de la conciencia, primero, sobre la dignidad de todos los seres humanos, y segundo, sobre los muchos modos de abusos con los que se ocultan o se justifican”. “En este sentido”, ha asegurado, “la Teología quiere aportar su granito de arena” para detectar y detener los abusos.