Europa

Un sacerdote, suspendido por defender las bendiciones a parejas homosexuales

El italiano Giulio Mignani, que ya había sido polémico por su apoyo al aborto y a la eutanasia, se negó a bendecir las palmas en un Domingo de Ramos en señal de protesta por la discriminación





Giulio Mignani, de 52 años, párroco de Bonassola, Montaretto, Framura y Castagnola, en la diócesis italiana de La Spezia ha sido suspendido. El obispo Luigi Ernesto Palletti le ha comunicado este 3 de octubre que no podrá presidir la misa ni celebrar en público los demás sacramentos ya que, señala el decreto, “a lo largo de los años ha hecho repetidas declaraciones públicas, que también han aparecido en varios periódicos y entrevistas de televisión, en las que ha apoyado reiteradamente posiciones que no se ajustan a la enseñanza de la Iglesia”.



A esta sanción eclesiástica, Mignani ha respondido con una entrevista en la edición italiana de Vanity Fair en la que sitúa el origen de sus desencuentros en la ‘huelga’ que llevó a cabo en la celebración del Domingo de Ramos de 2021 cuando decidió “no bendecir las palmas como protesta por el ‘responsum’ de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que había prohibido la bendición de las parejas homosexuales”. “Me dije: en la iglesia hemos bendecido todo, incluso las armas y las guerras en el pasado. ¿Y no queremos bendecir el amor verdadero?”, señala el sacerdote.

Desde entonces señala que se han intensificado los encuentros y las llamadas con su obispo hasta esta medida. Y es que el cura se ha manifestado de forma heterodoxa en cuestiones como el aborto y la eutanasia. “Creo que la Iglesia, y también se lo dije al obispo, ha basado su doctrina a lo largo de los siglos, y ya está fechada. Debemos dejarnos interpelar por los nuevos conocimientos. Citando una parábola de Jesús, hoy no tenemos una oveja perdida y las otras 99 en el corral, sino lo contrario. La gente se da cuenta de que estas cosas están anticuadas”, apunta Mignani.

Escuchar a la gente

El hasta ahora párroco también relata que “inspirado en el sínodo del papa Francisco, que empieza escuchando a la gente, creé un cuestionario, que luego difundí en Internet, donde se pedía a la gente, de forma anónima, que dijera lo que pensaba sobre el celibato de los sacerdotes, el aborto, la homosexualidad, el sacerdocio de las mujeres, la eutanasia. Recogí 434 respuestas e hice un dossier analizándolas. Precisamente porque no quería que fuera sólo palabrería” y se lo mandó al Papa que respondió a través de una carta de la Secretaría de Estado.

“No puedo hacer las cosas a medias. Tomemos el caso de las parejas homosexuales: la Iglesia no condena la homosexualidad, sino las relaciones homosexuales. Que es como decirle a alguien que no pasa nada si tiene hambre, pero que no puede comer. La acogida de estas personas nunca es total”, denuncia. Por ello reclama que “lo que hay que cambiar es el paradigma: el amor homosexual se sigue considerando un pecado, un error, cuando en cambio es la dimensión fundamental de la vida de estas personas. La Iglesia dice en todas partes que no se debe discriminar a las personas homosexuales, y sin embargo un homosexual no puede entrar en el seminario”. De momento, para el sacerdote, parece que su readmisión es algo poco probable.

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