Dentro del Programa de Especialista en Administración de Bienes Eclesiásticos, la universidad jesuita contará también con la presencia del arzobispo José Rodríguez Carballo
La Universidad Pontificia Comillas ha convocado para el próximo 21 de octubre una jornada académica sobre ‘Economía sostenible en la Iglesia’. Una propuesta que forma parte de Programa Especialista en Administración de Bienes Eclesiásticos que el ateneo organiza a lo largo de todo el año, de forma semipresencial, con un valor académico de 30 créditos.
En concreto, en esta jornada que se celebrará a lo largo de toda la mañana en el Aula Magna de la universidad, en la calle Alberto Aguilera, núm. 23 de Madrid, participarán el rector, Enrique Sanz Giménez-Rico; y Rafael Herrador, director territorial de Caixabank. Los ponentes principales son el jesuita Juan Antonio Guerrero, prefecto de la Secretaría para Asuntos Económicos de la Santa Sede, que presentará ‘La reforma económica del papa Francisco en el Vaticano’; el franciscano José Rodríguez Carballo, arzobispo secretario del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica que reflexionará sobre ‘Carisma y misión. Gestión patrimonial en la Iglesia’; y David Alonso de Linaje, responsable de Instituciones Religiosas y Fundaciones Banca Privada de Caixabank, que hablará de ‘La planificación financiera como medio para alcanzar la misión’.
Siguiendo las intuiciones del papa Francisco, que pide “vigilar atentamente para que los bienes de los institutos sean administrados con cautela y transparencia, sean tutelados y preservados, conjugando la prioritaria dimensión carismático-espiritual con la dimensión económica y la eficiencia, que tiene su propio humus en la tradición administrativa de los institutos que no tolera derroches y está atenta al buen uso de los recursos”, la Universidad Pontificia Comillas ha desarrollado el Programa de Especialista en Administración de Bienes Eclesiásticos, en colaboración con Caixabank. Una propuesta formativa que intenta ayudar en la profesionalidad de la administración de bienes eclesiásticos, algo que ya pedía Sínodo de Zaragoza del año 1537 al reconocer que “lo espiritual sin lo temporal no puede perdurar, como el alma sin el cuerpo”.