El Papa ha recibido hoy a los participantes en la conferencia ‘La santidad hoy’
No es un misterio: el papa Francisco reza, cada día, por la gracia del sentido del humor. Lo ha dicho (y recomendado) en múltiples ocasiones, y hoy lo ha vuelto a hacer durante su encuentro con los participantes en la conferencia ‘La santidad hoy’, promovida por el Dicasterio para las Causas de los Santos, a quienes ha recordado que “no se llega a santo con la ‘cara larga’, sino con el corazón lleno de gozo”.
“Un santo triste es un triste santo”, ha recordado el Papa, defendiendo que “saber disfrutar la vida con sentido del humor, tomar la parte de la vida que te hace reír, aligera el alma”. Y es que, para Francisco, la santidad “no es un programa de esfuerzos y renuncias, no es hacer una ‘gimnasia espiritual'”. Es, más bien, “la experiencia de ser amado por Dios, de recibir gratuitamente su amor, su misericordia. Este don divino nos abre a la gratitud y nos permite experimentar una gran alegría, que no es la emoción de un momento o un simple optimismo humano, sino la certeza de poder afrontar todo con la gracia y la audacia que vienen de Dios”.
“Sin este gozo”, ha continuado el Pontífice, “la fe se reduce a un ejercicio opresivo y triste”. Y, de vivir la vida con ese “corazón gozoso abierto a la esperanza” son ejemplo “el nuevo beato Juan Pablo I, que nos da un ejemplo de esta santidad rica en buen humor, y el beato Carlo Acutis, que es también un modelo de alegría cristiana para los niños y jóvenes”.
Pero el Papa no se ha referido únicamente a aquellos que han llegado a los altares, sino también, una vez más, a esos “santos de la puerta de al lado”. Porque, tal como ha apuntado Francisco, “hoy es importante descubrir la santidad en el pueblo santo de Dios: en los padres que crían a sus hijos con amor, en los hombres y mujeres que realizan con entrega su trabajo diario, en las personas que padecen una condición de enfermedad, en los ancianos que continúan sonriendo y ofreciendo sabiduría”. “El testimonio de una conducta cristiana virtuosa, experimentado hoy por tantos discípulos del Señor, es para todos nosotros una invitación a responder personalmente a la llamada a la santidad”, ha apostillado.
De esta manera, Francisco ha recordado que “la santidad brota de la vida concreta de las comunidades cristianas”, por lo que los santos no vienen de un “mundo paralelo”, sino que “son creyentes que pertenecen al pueblo fiel de Dios y están insertos en la vida cotidiana compuesta de familia, estudio, trabajo, vida social, económica y política”. En todos estos contextos, “el santo camina y obra sin miedos ni preclusiones, cumpliendo la voluntad de Dios en cada circunstancia”.
Por otro lado, el Papa ha advertido acerca de los procesos de comprobación de la santidad. “En nuestros días, el correcto acceso a los medios de comunicación puede favorecer el conocimiento de la experiencia evangélica de un candidato a beatificación o canonización”. Sin embargo, “en el uso de los medios digitales, en particular las redes sociales, puede existir el riesgo de forzar y mistificar dictados por intereses poco nobles”.
Por tanto, Francisco ha señalado que se necesita “un discernimiento sabio y perspicaz de todos aquellos que se preocupan por la calidad de la reputación de santidad. Por otra parte, un elemento que prueba la fama sanctitatis o la fama martirii es siempre la fama signorum. Cuando los fieles están convencidos de la santidad de un cristiano, recurren, aunque sea masiva y apasionadamente, a su intercesión celestial; el cumplimiento de la oración de Dios representa una confirmación de esta convicción”.