El presidente de la Academia Pontificia para la Vida de la Santa Sede apadrina ‘Somos’, un congreso internacional de médicos de atención primaria
La sanidad no puede ser un negocio. El presidente de la Academia Pontificia para la Vida de la Santa Sede, el arzobispo Vincenzo Paglia, no tiene dudas al respecto: “Es cierto que los recursos de un Estado no son infinitos, pero a la primacía del hombre deben subordinarse los valores económicos. Antes de decir que no hay fondos, también hay que comprobar cómo se utilizan”.
Así lo expresó en el marco de un desayuno informativo en el contexto del Congreso Mundial de Médicos («Advancing Community Health and Well-Being Anual Symposium») que se celebra este año, de manera extraordinaria, entre el 5 y el 7 de octubre en Madrid y que reúne a más de 700 profesionales de atención primaria.
“Nunca debemos abandonar a la persona enferma, incluso cuando no hay más tratamientos disponibles: los cuidados paliativos, el tratamiento del dolor y el acompañamiento son una necesidad que nunca debe descuidarse”, expuso el prelado italiano. “Necesitamos una revolución política, social, económica y cultural para una sanidad que sea justa para todos, porque hoy se dan unas injusticias sanitarias terribles”, sentenció, confiado en que es “posible y necesario”. Y como muestra, planteó cómo el Gobierno italiano creó una comisión de salud postcovid para iniciar un cambio estructural que el propio Paglia ha presidido.
Con esta premisa, alertó sobre el uso mercantilista de la sanidad: “Si en un lado de la balanza colocamos el riesgo económico y en el otro la vida de una persona, entonces cualquier costo económico podría estar justificado”. “Es necesario tener claro el valor trascendente de la persona humana en el campo económico”, apostilló.
A la par, Paglia enumeró cuales son las consignas básicas para que la atención sanitaria sea verdaderamente universal: “solidaridad, justo equilibrio entre la educación sanitaria atenta a la prevención, medicina territorial e instalaciones hospitalarias, continuidad e integración de la atención”.
Al echar la vista atrás a la pandemia, Paglia recordó cómo se pusieron de manifiesto las carencias hospitalarias, las lagunas en las residencias… “Los más ancianos fueron las principales víctimas. La pandemia puso de manifiesto las contradicciones de nuestra sociedad”, aseveró. De la misma manera, lamentó que “en la mayoría de los países, el papel de los médicos generales ha sido ignorado, mientras que, para muchos, son el primer punto de contacto con el sistema de atención”.
Por todo ello, reclamó una mayor “coordinación internacional” para lograr “una infraestructura sanitaria adecuada, accesible para todos a nivel mundial”. De la misma manera, reivindicó una vez más “el acceso para todos” de la vacuna del coronavirus.
Además, el prelado italiano hizo un llamamiento para “reducir prudentemente el desperdicio de medicamentos”, así como la necesidad de llevar un “estilo de vida y gestión de su salud que sean lo más preventivas posible contra las enfermedades”.
En este sentido, apuntó que “la fraternidad indicada por el Evangelio se puede multiplicar con muchos otros pasajes y mensajes directos de Jesús”. “Pero para nosotros -añadió- es hora de dar un paso adelante: estamos interconectados; el mundo está interconectado y cuanto antes podamos entenderlo, antes seremos una verdadera comunidad global unida bajo el signo de la fraternidad”. “Hagamos un mundo más humano”, destacó.
Para concluir, el presidente de la Academia Pontificia para la Vida de la Santa Sede destacó que “las barreras no existen; nos los ponemos y están destinados a resultar tristemente ineficaces e incluso tontos frente a las emergencias globales”.
El congreso organizado en la capital española está organizado por Somos, una organización nacida en Nueva York para acompañar a los pacientes con escasos recursos fundado hace siete años. Fundada por el doctor Ramón Tallaj, la entidad ha creado una red de médicos para dar un vuelco al actual sistema sanitario para que sea más solidario y llegue a todos.
Para Tallaj, “nos hemos visto obligados a crear un contingente de médicos para atender, como dice nuestro Papa, a los descartados de la sociedad”. “Nuestra misión no es mantener al paciente para justificar la actividad médica, sino sacarle de ese estado y elevarlo a un estado de felicidad. Estamos llamados a humanizar lo inhumano y la enfermedad no es humana”, aseguró Mario Paredes, director ejecutivo de Somos.
En nombre de la archidiócesis de Madrid como anfitriona de la cita, el director de comunicación Rodrigo Pinedo, agradeció la elección de la ciudad para la convocatoria, recordando que “quedan muchos derechos básicos que universalizar y la salud es uno de ellos”. Por su parte, Miriam Diez Bosch, del equipo de Aleteia planteó cómo “formándose y compartiendo sus inquietudes, los sanitarios postpandemia se están enfrentando a un sistema sanitario muy injusto y mercantilista”.