Desde hoy a las doce del mediodía, Valencia cuenta con un nuevo arzobispo: Enrique Benavent, de 63 años, que tomará posesión el próximo 10 de diciembre. El hasta ahora obispo de la diócesis catalana de Tortosa vuelve a su tierra natal “consciente de mis limitaciones, por las que ya os pido perdón”.
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Así lo ha expresado en su primera carta dirigida a la archidiócesis de la capital del Turia, escrita en valenciano y castellano, en la que ha expresado su deseo de “hacer de la Iglesia una auténtica familia”. En este sentido, hizo un llamamiento a la comunión local para que “las diferencias legítimas que puede haber entre nosotros no se convertirán en divisiones”. “La Iglesia quiere ser servidora de todos”, expone Benavent, que confía en que los católicos sean “testimonio iluminador para el mundo”.
Amor sincero
Con estas premisas, el nuevo arzobispo se compromete a “cuidar esta porción del rebaño de Dios que se me ha confiado con amor sincero, no a la fuerza, sino de buena gana, es decir, con alegría cristiana”. En este sentido, subraya que espera buscar “siempre los intereses de Cristo y no los míos”. “No como un déspota que se considera a sí mismo dueño del rebaño, sino con el deseo de que mi vida haga presente a Cristo como un auténtico pastor. ”
En su texto, Benavent elogió al ya cardenal emérito Antonio Cañizares, del que destacó “la sencillez de su persona y de su vida y su donación total nos han edificado a todos”.