Cono Sur

Chile: concluye la 3ª Asamblea Eclesial Nacional

Un signo de perdón a víctimas y sobrevivientes de abuso eclesial fue parte de la ceremonia conclusiva





“Nuestro proceso de discernimiento eclesial ha estado ligado fuertemente a la crisis de los abusos sexuales en la Iglesia. Hemos sido convocados para seguir a Jesús, siervo de la misericordia y mansedumbre que no apaga la mecha que aún arde ni quiebra la caña trizada, como lo anunció el profeta Isaías. Sin embargo, esta mecha fue apagada, y no lo vimos, no lo escuchamos, no lo denunciamos y la vida de muchos y muchas quedó quebrada”, decía el obispo secretario general de la Conferencia Episcopal, Sergio Pérez de Arce, mientras el obispo Alberto Lorenzelli; la Delegada para la Pastoral General de San Felipe, Nelly León; la directora del Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento a las Víctimas, Pilar Ramírez; y el representante de la Delegación de Linares, Miguel González, se acercaban al altar con una vela encendida donde realizaron un signo de perdón por las víctimas de abuso sexual en la Iglesia.



“Queremos no solo pedir perdón a las víctimas y sobrevivientes, sino también comprometernos para acabar con ese dolor, darles las gracias por su valentía al denunciar, y pedirle al Dios de la vida que nos haga cada vez más lúcidos, empáticos y valientes para volver a encender como profetas la llama de la fe”, continuó Pérez de Arce.

Temas priorizados

Este rito fue parte de la Eucaristía de clausura de la 3ª Asamblea Eclesial Nacional que tuvo lugar este fin de semana, en Santiago, durante tres días completos con la participación de 600 delegados de todas las diócesis y organismos eclesiales del país. En 60 grupos los delegados pudieron discernir los temas a partir de los informes diocesanos para el Sínodo de la sinodalidad convocado por el papa Francisco y que permitieron profundizar en el proceso nacional de escucha y discernimiento iniciado en 2018.

Una priorización de esos temas se refiere, en primer lugar, a relaciones al interior de la comunidad eclesial: una gestión eclesial más transparente con rendición de cuentas y capacitación; consejos diocesanos y parroquiales como órganos de comunión, participación, discernimiento y toma de decisiones; mujeres que acompañan y conducen.

Además se priorizaron temas referidos a relaciones que interpelan a la Iglesia: reformular la estructura diocesana y/o crear un Plan o proyecto pastoral que incorpore y permita visibilizar la opción pastoral preferencial por el cuidado de la casa común; reactivar y/o promover la pastoral de movilidad humana y la pastoral social; conocer y profundizar en la Doctrina Social de la Iglesia, impulsando la dimensión profética; promover la dignidad de la mujer, en la comunidad eclesial y en la familia; poner en práctica ambientes seguros y sanos (ISE y más); sensibilizar el acompañamiento a personas con orientaciones sexuales diferentes; colaboración mutua entre la sociedad civil y la iglesia.

Vivimos la crisis con mucho dolor

Entusiasmo, alegría y calidez fueron los rasgos más destacados por los participantes respecto al ambiente logrado en estos días.

Nelly Manutomatoma, de Rapa Nui, pertenece a la Parroquia de la Santa Cruz de Isla de Pascua. “Vengo representando a mi pueblo. El obispo fue a la Isla a contarnos de esto y decidí que tenía que participar junto a mi hija. A los 18 años empecé a acercarme a la iglesia, me casé y seguí sirviendo porque creo que la fe es la vida misma. Sirvo con amor y lo que me hace feliz es cumplir lo que Jesús me manda, hacer su voluntad para su gloria”, confesó Nelly.

Respecto al proceso sinodal en Rapa Nui, Nelly dice que “lo estamos haciendo por primera vez. Pero la sinodalidad para mí no es nueva, porque caminar afirmando la fe, no me es desconocido. Lo digo con plena confianza y amor que le tengo a Jesús. El espíritu de Dios está entre nosotros, hay que mirar hacia adelante, tenderle la mano al otro. La crisis de la iglesia la vivimos con mucho dolor, porque uno es ser humano. No podemos permanecer ahí, porque la vida continúa. Para mí ha sido un dolor, porque es mi fe”.

En la Eucaristía del segundo día de trabajo Nelly hizo una de las lecturas, primero en su lengua rapa nui y luego en castellano.

Al término de la Asamblea, la Eucaristía fue presidida por el Cardenal Celestino Aós, arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia Episcopal. En su homilía hizo este llamado: “Dichosos nosotros que hemos participado en esta asamblea, porque esta asamblea fue esperanza. Esta asamblea es realidad y vuelve a ser esperanza. Cada uno de ustedes son enviados en misión. El espíritu del Señor me ungió para enviarme y cada uno de ustedes debe compartir en sus comunidades lo que hemos vivido y escuchar la invitación de Jesús a Francisco de Asís: ‘Vete y repara mi Iglesia que amenaza ruina’. La pregunta más grande no será qué ha hecho la asamblea, sino qué vas a hacer tú, porque solos no llegaremos lejos”, invitó el cardenal Aós.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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