El papa Francisco ha enviado un mensaje al director general de la FAO, Qu Dongyu, con motivo del Día Mundial de la Alimentación 2022. En él, el Pontífice renueva el compromiso de la Iglesia con los organismos intergubernamentales que, como es el caso de la FAO, “que trabajan en favor de los pobres, poniendo por delante la fraternidad, la concordia y la mutua colaboración”.
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El tema de la Jornada de este año es ‘No dejar a nadie atrás. Mejor producción, mejor nutrición, mejor medio ambiente y una vida mejor para todos’. En este sentido, el Papa reconoce en su mensaje que “ciertamente, no sería posible hacer frente a las numerosas crisis que afectan a la humanidad si no trabajamos y caminamos juntos, sin dejar que nadie quede atrás”.
“Para eso es necesario, ante todo”, asevera Francisco, “que veamos a los demás como nuestros hermanos y hermanas, como miembros que integran nuestra misma familia humana, y cuyos sufrimientos y necesidades nos afectan a todos, porque si un miembro sufre, todos los demás sufren con él”.
En relación a las “cuatro mejoras” —mejor producción, mejor nutrición, mejor medio ambiente y mejor vida para todos—, que componen el tema de este año, el Papa ha subrayado la importancia del Marco Estratégico de la FAO para 2022-2031, resaltando “la necesidad de que las intervenciones sean planificadas y programadas para que contribuyan a erradicar totalmente el hambre y la malnutrición, y no sean simplemente la respuesta a carencias circunstanciales o llamamientos lanzados con motivo de emergencias”. “Para lograr soluciones justas y duraderas es preciso reiterar la urgencia de abordar juntos y a todos los niveles el problema de la pobreza, estrechamente vinculada a la falta de alimentación adecuada”, afirma.
Perseguir el bien común
“Los objetivos que se plantean son ambiciosos y parecen ser inalcanzables”, señala. Y, para alcanzarlos, no hay que “perder de vista que el eje de toda estrategia son las personas, con historias y rostros concretos, que habitan en un lugar determinado; no son números, datos o estadísticas interminables”.
En este sentido, “también se debe introducir ‘la categoría del amor’ en el lenguaje de la cooperación internacional, para revestir las relaciones internacionales de humanidad y de solidaridad, persiguiendo el bien común”. “Por lo tanto, estamos llamados a reorientar nuestra mirada hacia lo esencial, hacia lo que nos ha sido dado gratuitamente, focalizando nuestra labor en el cuidado de los otros y de la creación”, concluye el Papa.