“El sacerdote no es un hombre como los demás”. De esta manera reivindica el cardenal Robert Sarah que se recupere el papel y la tarea de los sacerdotes en una entrevista a la revista Vatican en la que reclama que no es aceptable que los sacerdotes “asumieran el papel de los laicos metiéndose en política en lugar de predicar”. Y es que el purpurado guineano lamenta que la Iglesia se ve demasiado como una estructura externa y política.
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Crisis sacerdotal
Esta confusión se debe, según el cardenal, a la ambigüedad en el papel del sacerdote ya que, para él, “la crisis de la Iglesia es una crisis sacerdotal”. “Está la cabeza, los brazos, los ojos, las orejas…. Si los oídos quieren hacer el papel de las piernas, el cuerpo ya no puede caminar ni oír nada. Cada uno debe estar en su lugar, en su papel, según la definición de la Iglesia, en armonía”, señala Sarah para expresar que a veces los laicos intentan asumir las tareas del clero o los celos y disputas entre los diferentes estados eclesiales.
Por ello reclama una reforma de la Iglesia a partir de la santidad de la misma. “La Iglesia somos nosotros, tú y yo, juntos. Cuando nos contaminamos, contaminamos a la Iglesia”, señaló para apuntar que esto implica “no sólo los sacerdotes acusados de pederastia”. Así se lee en la entrevista recogida por el portal katholisch.de.
El cardenal que fue prefecto de la Congregación para el Culto Divino de 2014 a 2021 también destaca el testimonio de la etapa final de Juan Pablo II. “Un Papa que babea y sólo puede hablar con dificultad no es presentable para la sociedad. Pero al hacerlo, fue crucificado con Cristo. Los clavos pasaron por las manos de Jesús como por las de Juan Pablo II. La lanza que pasó por el corazón de Jesús pasó por el corazón de Juan Pablo II”, declaró alabando que el Papa polaco llevó a los hombres a Dios a través del sufrimiento.