“El hambre se ha intensificado con la guerra de Ucrania, pero es una crisis crónica”. Así lo ha denunciado Elena de Luis Romero, especialista en derecho a la alimentación de la Universidad Carlos III, durante la mesa redonda sobre el aumento del hambre y sus causas que ha celebrado hoy Manos Unidas en la Asociación de la Prensa de Madrid.
En el marco de la Semana contra la Pobreza y el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre), Manos Unidas ha organizado esta actividad de sensibilización como parte de la lucha contra el hambre que la organización inició en 1959 como complemento a la labor de desarrollo que lleva a cabo en más de 50 países de África, Asia y América Latina, para apoyar directamente a más de 1,5 millones de personas.
Durante su intervención, la investigadora ha definido los principales conceptos en relación al hambre y la inseguridad alimentaria, al mismo tiempo que ha compartido los últimos datos a nivel global -828 millones de personas pasan hambre- y ha analizado qué supone la vulneración del derecho a la alimentación.
En un momento en el que, según la FAO, se produce lo suficiente para alimentar a casi el doble de la población mundial, hay 3.100 millones de personas que no pueden acceder a dietas saludables. Estas cifras reflejan un importante incremento del hambre: 46 millones más que en 2020 y 150 millones más que antes de la pandemia del coronavirus; un aumento que afecta principalmente a África, donde la prevalencia de la subalimentación se sitúa en el 20%.
“Parece mentira que año tras año las cifras del hambre crezcan. Estas cifras tan dramáticas debemos ponerlas ante la Agenda 2030 y los compromisos internacionales, porque es un fracaso”, ha señalado.
En el mismo sentido, ha continuado: “El objetivo número dos de la Agenda 2030 es la lucha contra el hambre y no lo hemos conseguido. En 2030, un 8% de la población estará en situación de hambre, más de 670 millones, pero esta cantidad puede aumentar por la guerra en Ucrania”. Ante esta realidad, ha denunciado que “vulnerando el derecho a la alimentación vulneramos el resto de derechos humanos”.
Por su parte, Fidele Podga, coordinador de Estudios de Manos Unidas, ha abordado las principales causas del hambre y ha cuestionado algunos de los mitos o imprecisiones asociados a estas causas. Según ha expuesto, “el mapa del hambre en el mundo no coincide con el mapa de la guerra”.
Sobre los conflictos que genera el hambre en el mundo, Podga ha puesto sobre la mesa que “el negocio de las armas encuentra un mercado muy fácil en países pobres que dedican muchos recursos económicos al gasto militar, cuando podrían alimentar a sus ciudadanos”. De hecho, “el yihadismo crece porque el acceso a las armas es muy fácil”.
Podga también ha hecho hincapié en el cambio climático, cuyo mapa tampoco coincide con el mapa del hambre, según ha resaltado. “Plantear la cuestión del cambio climático es plantear la cuestión de la justicia climática”, ha afirmado, invitando a la sociedad civil a comprometerse con la propia COP27, que se celebrará en Egipto del 6 al 18 de noviembre.
En su intervención, ha denunciado “la especulación con los productos como los cereales, que han subido un 40% en los últimos meses”. Asimismo, ha alertado de que “los productores locales no encuentran financiación”, lo que está acabando con las explotaciones agrícolas locales.
Pese a esta realidad, Podga tiene claro que hay una alternativa y, desde Manos Unidas, “sin pretender dar lecciones a nadie, queremos enfrentarnos de manera decidida a esta lacra”: “El hambre en el mundo es una cuestión política y hay que combatirla desde la política”.
José Luis Orpella, sacerdote y socio local de Manos Unidas en Garissa, al este de Kenia ha abordado la crisis alimentaria en el Cuerno de África, especialmente en el país donde es misionero, denunciando las causas estructurales y particulares de su región, y ha compartido algunas de las estrategias puestas en marcha para mejorar las condiciones de vida de la población.
El fundador de la congregación de la Fraternidad de la Santa Cruz y todos los Santos, médico de profesión, ha comenzado recordando su día a día. “Hace dos semanas unos niños en la misión me dijeron que no habían ido a la escuela porque no tenían agua para lavar la ropa, al mismo tiempo, una mujer me pidió un kilo de harina para comer ese día y mañana ya vería”, ha apuntado.
“Esto es lo que pasa en tres cuartas partes de la población en Kenia y en el Cuerno de África, donde 400.000 personas están a punto de morir de hambre, la mayoría de ellos niños y mujeres”, ha aseverado. En un clima de inestabilidad política, cientos de personas pasan cada día desde Somalia en busca de comida.
Entre todos los problemas que sacuden a la región, también ha señalado el cambio climático: “Hace 15 años las lluvias eran constantes. Yo he visto el cambio climático con mis ojos en estos años. Hoy los agricultores ya no saben lo que hacer. La sequia es casi constante”.
Para poner freno al hambre en África, el sacerdote considera que “la mejor solución son los programas híbridos de emergencia y resiliencia: alimentar a la población a la vez que se dan recursos para que puedan alimentarse”.