En los últimos años, no es habitual que Benedicto XVI se pronuncie. Sin embargo, este mismo mes de octubre ha enviado una carta a Dave Pivonka, presidente de la Universidad Franciscana de Steubenville (Estados Unidos) que organiza un simposio sobre la eclesiología del pontífice emérito del 20 al 21 de octubre.
- PODCAST: 60 aniversario del Vaticano II
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Tal como recoge Famille Chretienne, la misiva del Papa emérito fue leída durante la apertura del coloquio por el padre Federico Lombardi, presidente de la Fundación Ratzinger. En ella, el Benedicto XVI hace un recorrido del último siglo de la Iglesia que culmina, de forma natural, en el Concilio Vaticano II.
El lugar de la Iglesia
Este evento, aunque generó “muchas dudas”, resultó ser “no sólo útil, sino necesario”, subraya. Asimismo, el Papa emérito señala que, al abordar de manera “radical” las nuevas cuestiones de la teología de las religiones o el vínculo entre fe y racionalidad, el Vaticano II “amenazó primero con desestabilizar y sacudir a la Iglesia más que con darle nueva claridad a su misión”.
Sin embargo, Benedicto XVI considera que ahora “está emergiendo lentamente la fuerza positiva del Concilio” con la conciencia de la “necesidad de reformular la cuestión de la naturaleza y la misión de la Iglesia”. Por ello, Benedicto XVI señala que el Vaticano II no solo cimentó el concepto entre “el realismo de la fe y de sus instituciones”, sino que convirtió “en el problema principal” la reflexión sobre qué lugar ocupa la Iglesia en el mundo actual.