El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Cháves, ha decidido erigir una casa diocesana contemplativa en La Rinconada de Tajo, que tiene como finalidad “crear en nuestra Iglesia diocesana un espacio y un tiempo permanente para la contemplación” ante la proliferación de distintas espiritualidades en España.
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En su escrito, el arzobispo parte de la premisa de que “en un mundo donde tantas veces el quehacer y las circunstancias adversas empujan y desnortan nuestra vida, necesitamos encontrar espacios y tiempos de contemplación donde aprender a mirar el mundo desde el Corazón de Dios” de forma personal y comunitaria.
Asimismo, Cerro Cháves constata en que “algunos de nuestros hermanos cristianos viven como ovejas sin pastor, comiendo en pastos y bebiendo en fuentes de ‘meditaciones’ que están de moda y que verdaderamente a un bautizado no pueden saciar plenamente”. “Muchas veces”, añade, “se nos brindan ofertas novedosas, fáciles y rápidas para alcanzar la paz interior ante estados de depresión o estrés. Son ofertas de auto-medicación espiritual, de remedios milagrosos sin Dios. Son métodos, fuentes de energía, ‘divinidades’ moldeables según nuestros intereses y necesidades”.
En este sentido, el prelado enumera algunas de esas “ofertas”: “Unas veces es algún sucedáneo del yoga (práctica de origen hinduista), otras veces son experiencias difusas recogidas bajo la nebulosa llamada New Age (Nueva Era), otras es el Reiki (con base sintoísta y budista), etc.”.
“Rica espiritual cristiana”
En este contexto, el arzobispo afirma que “como pastor, me da pena ver el gran desconocimiento que podemos llegar a tener dentro de nuestra propia Iglesia de la rica espiritualidad cristiana que viene manando y fluyendo desde el siglo primero y que ofrece verdaderos encuentros personales con nuestro Creador, auténtico remanso de Paz y de Salud que nos lleva hasta la Vida Eterna”.
El primado afirma en su escrito que “para los que somos bautizados, no puede haber verdadera espiritualidad cristiana si Dios mismo no es su fuente, su camino y su meta. No hay verdadera interioridad si no ocupa nuestro centro el mismo Espíritu Santo, auténtica medicina saludable”.
Y es que, según el arzobispo, “una contemplación antropocéntrica es un simple placebo que sólo genera una falsa curación interior, una esterilidad espiritual, que desemboca en una muerte espiritual por asfixia. Para un bautizado, todo esto es cisterna agrietada que no sólo no sacia la sed, sino que incluso puede ser causa de muerte de su fe”.
En este contexto, don Francisco constata que “en la mayoría de nuestras instituciones diocesanas (parroquias, movimientos y asociaciones apostólicas, etc.) intentamos fomentar un encuentro sincero, fiel y perseverante con Cristo Jesús, fuente de agua viva…”. Y es que solo “la presencia de Cristo eucaristía” debe ser fuente de contemplación y adoración. “No hay parroquia en que la custodia no se haya convertido en foco de contemplación y oración fervorosa. Para un cristiano de corazón, ninguna de esas fuentes orientales sin Dios puede sa- ciar su sed”, ha asegurado.