En la audiencia general de este miércoles, en la que continuó con su ciclo sobre el discernimiento, el papa Francisco destacó la importancia de “aprender a leer la tristeza”, que aunque generalmente esté considerada como algo “negativo” en nuestro tiempo, puede ser “una campana de alarma indispensable para la vida, invitándonos a explorar paisajes más ricos y fértiles que la fugacidad y la evasión no consienten”.
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Ante los miles de fieles y peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Pontífice consideró incluso que la tristeza resulta “indispensable para nuestra salud”, ya que “nos protege para que no nos hagamos mal a nosotros mismos y a los otros”. No contar con este sentimiento resultaría de hecho “mucho más grave y peligroso”, señaló Jorge Mario Bergoglio, comparándolo con un semáforo. “Nos dice: ‘está rojo, párate’. Para quien tiene el deseo de realizar el bien, la tristeza es un obstáculo con el que el tentador quiere desanimarnos”.
El “camino hacia el bien”, de hecho, es “estrecho y cuesta arriba”, como señala el Evangelio, y precisa de “un combate” para “vencerse a sí mismo”. Tras invitar a “no dejarse guiar por la desolación”, el Papa invitó a “no hacer cambios” cuanto ésta aparece. “Será el tiempo sucesivo, más que el humor del momento, el que muestra la bondad o no de nuestras elecciones”.
Combates en República Democrática del Congo
También invitó Francisco en su catequesis a aceptar la desolación por encima de la exaltación que hace la sociedad contemporánea de la felicidad. “Todos quisiéramos una vida siempre alegre, feliz y satisfecha. Pero esto, además de no ser posible, tampoco sería bueno para nosotros. De hecho, el cambio de una vida orientada al vicio puede empezar por una situación de tristeza, de remordimiento por lo que se ha hecho”, subrayó en su alocución.
En sus saludos en los distintos idiomas al final de la audiencia general, Bergoglio se refirió a los combates entre el Ejército de la República Democrática del Congo (RDC) y el grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), que se han reactivado en los últimos días dejando al menos cuatro muertos y más de 20.000 desplazados. “Asistimos horrorizados a los eventos que ensangrientan la RDC”, dijo el Papa, condenando los ataques y pidiendo oraciones por las víctimas y sus familiares. Tampoco se olvidó de la “martirizada Ucrania” e invitó al Señor a “proteger” a su población y a “llevarnos a todos a un camino de paz duradera”.