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La mayoría de curas de Estados Unidos “desconfían” de sus obispos

La sombra de los abusos erosiona su relación, sostiene un estudio en el que participan más de 3.000 sacerdotes





“¿Cómo ha afectado la crisis de los abusos, y la respuesta de la Iglesia a esa crisis, a la relación y la confianza entre los sacerdotes y sus obispos?”. Este es el punto de partida del estudio ‘Catholic Proyect’, que ha tratado de poner la mirada en el efecto que la gravísima crisis desatada por la pederastia en el seno de la Iglesia ha tenido en los presbíteros de Estados Unidos. Especialmente, con un punto de partida: la Carta para la Protección de los Niños y Jóvenes, conocida popularmente como la Carta de Dallas y por la que, en 2002, el Episcopado estadounidense se comprometió a caminar hacia la auténtica “tolerancia cero”.



Se trata de un trabajo de campo que ha comprendido los tres últimos años y en el que se han dirigido hasta 10.000 sacerdotes estadounidenses, de los que 3.156 han accedido a participar y un centenar de ellos lo han hecho con “entrevistas en profundidad”, por lo que se presenta como “la mayor encuesta en 50 años” en la Iglesia local. En este sentido, llaman la atención varias de las conclusiones, como que hay una mayoría de pastores que ven a los obispos más como “administradores” que como “padres”, prendiendo la mecha de la “desconfianza” hacia ellos, sobre todo a nivel colegial, como Episcopado.

Temor a una falsa acusación

En cuanto a datos concretos, hay uno especialmente significativo: “El 82% de los sacerdotes temen ser acusados falsamente de abuso”. Lo cual no quita para que no miren hacia otro lado ante este problema, pues “cerca del 70% son partidarios de una política de tolerancia cero contra los abusadores”. Eso sí, muchos se ven “indefensos” ante el hecho de que pueda llegar “una denuncia anónima” que arroje sobre ellos para siempre la sombra de la sospecha, incluso aunque se les someta a una investigación y se demuestre su inocencia. Una losa en la que los propios obispos, consideran, serían partícipes con tal de no cargar ellos con el estigma de un posible “ocultamiento”.

Otro punto que evidencia el sentir de los sacerdotes es que, a diferencia de los diocesanos, los que además son religiosos se sienten en general menos angustiados ante la posibilidad de que caiga sobre ellos una acusación falsa de abusos, entendiendo que sus congregaciones “cuidan más” de ellos de lo que suele hacer un obispo y ofreciéndoles, en caso de ir a juicio, “un abogado defensor”. Algo que perciben que no siempre sucede en las diócesis.

“Agotamiento” y “aislamiento”

Por todo ello, el estudio evidencia que la crisis de los abusos aboca a muchos sacerdotes a una sensación de “agotamiento” y “aislamiento”. Lo que padecen en mayor número los diocesanos, que pueden carecer de los “lazos comunitarios” que sí tienen habitualmente los religiosos, vivan o no en el seno de sus congregaciones.

Como concluye el estudio de ‘Catholic Proyect’, los sacerdotes de Estados Unidos apoyan la Carta de Dallas, están comprometidos en la lucha contra los abusos y piden que caiga todo el peso sobre los culpables de dichos delitos, pero hay una consecuencia de este fenómeno no tan conocida y que les afecta íntimamente, sintiéndose muchas veces “vulnerables”, “aislados” y “agotados”. Y sí, “desconfiados” respecto a sus obispos.

De ahí que se reivindique que, además de proseguir en la línea de la “tolerancia cero” contra los depredadores sexuales y se apoye plenamente a sus víctimas, se preste una paralela “protección” a los presbíteros, apostando por generar “lazos comunitarios” también en las diócesis.

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