Con una eucaristía celebrada el domingo 23, presidida por el arzobispo de Santiago, cardenal Celestino Aós, y concelebrada por el nuncio apostólico, Alberto Ortega, y fray Carlos Paz, ofm, ministro provincial de los Hermanos Franciscanos en Chile, se dio inicio al Año Jubilar aprobado por el papa Francisco, para conmemorar los 400 años del templo y convento de San Francisco, ícono de la ciudad de Santiago.
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Antes de la Eucaristía se realizó una breve y emotiva ceremonia en el atrio del templo en la que su animador dijo: “Este día alabamos a Dios por las maravillas que ha realizado en nuestra historia y por los 400 años del Convento de San Francisco, cuna de la presencia franciscana en Chile. De manera ininterrumpida, los hermanos menores han residido en este Convento, han sido custodios de la imagen de la Virgen del Socorro patrona de nuestra ciudad y han realizado un servicio a los más pobres a través de los comedores solidarios, la pastoral parroquial y el testimonio de vida que hace que el carisma de San Francisco siga teniendo vigencia en el corazón de nuestra ciudad”.
El templo San Francisco de la Alameda comenzó a construirse en el año 1572, 19 años después de la llegada de los primeros 5 franciscanos en el año 1553, procedentes de Lima, Perú. Fue consagrado en 1579, concluyéndose definitivamente en 1618. Al quedar terminado continuó la construcción de dos grandes claustros hechos de cal y ladrillo, concluidos en 1623. El próximo año se cumplirán 400 años.
Todos al paraíso
En el atrio del templo, ante la multitud que acompañó la ceremonia, el cardenal Aós exclamó: “En este lugar nuevamente se escuchará la voz de San Francisco de Asís: ‘Hermanos míos, ¡quiero enviarlos a todos al paraíso!’”.
Aós expresó: “Queridos hermanos y hermanas, con la mirada fija en Jesús y en su rostro misericordioso, el Santo Padre ha inaugurado el Año Jubilar de este Convento de San Francisco de la Alameda que abre para todos nosotros y para la humanidad entera la puerta de la misericordia de Dios. En comunión con la Iglesia universal, esta celebración inaugura solemnemente el Año Jubilar para nuestra iglesia diocesana, preludio de una profunda experiencia de gracia y de reconciliación”.
Encontrarnos con el Dios de la misericordia
En su homilía, durante la eucaristía, el cardenal Celestino Aós comenzó invitando: “Hago una invitación a los frailes y a todos los fieles a encontrarnos con el Dios de la misericordia y el perdón y con aquellos que traemos en el corazón. Muchos consuelos y alegrías vivió San Francisco, pero también pasó momentos de avidez y de sufrimientos por no encontrar en nosotros el amor a Dios”.
“Quien se busca así mismo, que no se preocupa de caminar en la fe junto a sus hermanos, y quien no se interesa por los pobres y necesitados de su comunidad; aunque sienta y se mueva por lo espiritual y la virtud, anda por caminos equivocados. La impaciencia y la agresividad delatan una actitud posesiva, pues no creas que has hecho buena la oración porque has obtenido serenidad, el criterio para la oración son sus frutos”, exclamó el arzobispo.
Finalmente, dejó una tarea: “Que la paz que anuncien, la tengan en la mayor medida en sus corazones y que por su mansedumbre, todos sean inducidos a la paz, la alegría y la concordia. Para eso hemos sido llamados: para curar y vendar a los heridos, y para corregir a los equivocados. Pues muchos que parecen ser del diablo, llegarán todavía a ser discípulos de Dios”, indicó.
Alberga a la Virgen del Socorro
El conquistador español fundador de Santiago, Pedro de Valdivia, trajo una imagen de la Virgen del Rosario tallada y policromada en Italia. Muy venerada por Valdivia y sus compañeros, atribuyeron a su intercesión el haber sobrevivido a los ataques indígenas. La instalaron en la Ermita del Socorro, lugar que asumieron los franciscanos en 1554 con la obligación de construir un templo que albergara la imagen. Se instalaron en el lugar actual de la iglesia y convento, que entonces era perímetro de la ciudad.
Los franciscanos construyeron un templo sencillo, de adobe, destruido por un temblor en 1583. Un nuevo templo fue consagrado en 1618 y luego se concluyeron los primeros claustros para los religiosos, que existen actualmente, ampliados posteriormente. La construcción soportó los embates telúricos, pero las sucesivas torres con que se la coronó se desplomaron a consecuencia de los sismos de 1643 y de 1751. A mediados del siglo XIX el arquitecto Fermín Vivaceta coronó el templo con una torre cuyo diseño, netamente decimonónico, armoniza sorprendentemente bien con la construcción colonial y aporta un elemento funcional: el reloj.
La Iglesia y Convento de San Francisco es la construcción colonial más antigua de Chile. Hay en ella trabajo y creatividad de indígenas, mestizos y europeos; su patio interior sigue siendo oasis de silencio y paz en medio del tráfago de la ciudad. Además, contiene el Museo de San Francisco con varias importantes obras de arte cusqueño, del Alto Perú y colonial, entre ellos la serie de lienzos de la vida de San Francisco considerada una obra cumbre del arte mestizo hispanoamericano.