Entrevistas

Juan Jesús Cañete: “Dios ha dejado de ser creíble para muchos”





Sabe bien el sacerdote jienense Juan Jesús Cañete Olmedo que la duda y la fe son “inevitables para el que busque la verdad”. Como profesor de Filosofía en varios centros académicos, tiene a diario la oportunidad de reflexionar sobre las razones que nos empujan –o nos apartan– de la fe en Dios. Un ejercicio necesario para cualquier creyente –y no creyente–, que él comparte ahora en su última obra: ‘¿Dios? En el ágora del siglo XXI’ (PPC). Porque, si bien admite que “Dios ha dejado de ser creíble para buena parte de nuestros conciudadanos”, también defiende que “no podemos dejar de creer”.



PREGUNTA.- Su libro, título incluido, plantea más preguntas que respuestas. ¿Algo así es la fe?

RESPUESTA.- Todos somos ateos y, a la vez, creyentes de alguna divinidad. Yo, por ejemplo, soy ateo del dios del naturalista (algo así como la materia o la energía) y soy creyente del Dios que revela Jesucristo. Pero no todos tenemos fe. La fe nace de la experiencia de un encuentro, eso solo puede ocurrir con un Dios personal. Esa fe hace que muchas preguntas se respondan y que la realidad sea inteligible. Pero, a la vez, esa fe suscita nuevas preguntas, nuevas dudas. Tanto la duda como la fe son inevitables para el que busque la verdad.

P.- ¿Qué lugar ocupa Dios en el ágora del siglo XXI?

R.- En nuestra sociedad occidental la bulimia del materialismo ha suscitado la anorexia del espíritu. Para muchos, Dios se ha eclipsado dejando un vacío que pretende llenarse con otros dioses. Pero Dios sigue ahí como huella, presencia elusiva, anhelo, búsqueda… Como dijo Edith Stein, el que busca la verdad busca a Dios.

Novedad del Evangelio

P.- ¿Cuesta más dar razón de nuestra fe hoy, que parece no estar de moda “pensar en cristiano”?

R.- Más allá de que el cristianismo esté de moda o no, la principal dificultad para dar razón de nuestra fe es que, para buena parte de nuestros conciudadanos, Dios simplemente ha dejado de ser creíble, algo que va unido al eclipse de las grandes cuestiones sobre el sentido, la vida, la muerte, etc. Hemos de volver a poner sobre el tapete esos grandes interrogantes que reciben una luz especial desde la novedad perenne del Evangelio. Respecto al pensar en cristiano, en nuestra sociedad se piensa en cristiano más de lo que, en un primer momento, se es consciente.

P.- ¿Puede el ser humano prescindir de la experiencia religiosa?

R.- El ser religioso pertenece a la naturaleza del ser humano. La experiencia religiosa puede intentar reprimirse, pero lo reprimido siempre vuelve, ya sea de manera más luminosa o más camuflada. (…)

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