El Departamento de Pastoral con los Gitanos celebra su romería anual en el santuario de Nuestra Señora de los Remedios en Fregenal de la Sierra
Este domingo, 30 de octubre, como hacen siempre en el último fin de semana de este mes, gitanos de toda España se concentran en el santuario de Nuestra Señora de los Remedios en Fregenal de la Sierra (Badajoz) para celebrar una auténtica romería gitana. Esta es una de las actividades que tienen el respaldo del Departamento de Pastoral con los Gitanos, perteneciente a la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción humana. El director de este departamento, José Emiliano Rodríguez Amador, comparte con Vida Nueva los retos en los que se trabaja desde la Casa de la Iglesia.
PREGUNTA- ¿Cuáles son en estos momentos las prioridades del departamento?
RESPUESTA- La Pastoral Gitana Nacional, desde hace tiempo tiene muy clara la idea de que los gitanos seamos los protagonistas de ella. Protagonistas donde cada gitano ofrezca su saber hacer dentro de la Iglesia y dirigida hacia nuestros primos y primas, tíos y tías (expresión que usamos para dirigirnos entre sí nuestros jóvenes y mayores).
Que se sientan cómodos, acogidos y puedan expresar su sentir gitano en la vivencia de la fe católica, como antaño hicieron nuestros tíos y tías. Así lo corroboran los beatos como el tío Pelé, la prima Emilia, el tío Juan Ramón y muchísimos gitanos y gitanas de buena fe.
Para ello necesitamos tener formación teológica, bíblica…, cursos espirituales, sin perder nuestra identidad gitana, y prepararnos para ser evangelizadores para nuestro pueblo y para el mundo. Así que una de nuestras prioridades es la evangelización.
P.- La Iglesia en España tiene una larga tradición en el trabajo pastoral con el pueblo gitano, ¿en qué se ha traducido hoy en día?
R.- Un amigo escritor, responsable de organizar las Jornadas Martiriales en Barbastro, Martín Ibarra, me pedía contar como es la fe del pueblo gitano, aterrizando un poco en nuestros beatos. En la actualidad en Pastoral Gitana hay muchísimos gitanos que descubren su fe y son capaces de vivir su idiosincrasia con mucho potencial, pero a la vez viven con emoción con el que no es gitano, y viceversa. Personalmente me emociono en una celebración de Misa gregoriana o una Misa flamenca.
El trabajo realizado hasta ahora ha sido muy intenso, tanto los antiguos directores como los obispos responsables, han “peleado mucho” por esta porción del Reino de Dios, y eso se traduce en una pastoral que ha ido cogiendo cuerpo, identidad, arrancando motores, proponiéndose retos y avanzando… también en el número de gitanos y gitanas que han abrazado la fe católica.
Todo esto es cierto, aunque también es cierto que ciertos acontecimientos recientes, entre ellos la pandemia, han asestado un duro golpe a la Pastoral, tanto a nivel personal a sus gentes, como a nivel organizativo y estructural. Esto ha hecho que en la actualidad tengamos que recomponer filas, acercarnos a una realidad bastante más diferente que la anterior, y en muchos casos empezar de nuevo.
P.- ¿Qué demandas llegan a la Iglesia por parte de los gitanos?
R.- Bueno, a decir verdad, desde que comencé a formar parte de la Pastoral Gitana, muchos de nuestros gitanos veteranos, elevan una queja muy concreta, que a mi modo de entender, marca un poco la visión de los gitanos por parte de la Iglesia. Y es que no se comprende por qué se nos tiene todavía en la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y movilidad humana, ya que los gitanos de España ya no somos nómadas.
También demandan que se nos tenga más en cuenta a la hora de participar en las celebraciones de una misa con nuestros cantes y palmas. O que el párroco enviado a los barrios donde la población gitana es alta, tenga cierta sensibilidad para acercarse a ellos, así como que se tenga más interés en colocar personas gitanas como delegados de pastoral gitana en las diócesis.
Que nuestra bandera con sus colores es un símbolo muy importante para nuestro pueblo y el que el departamento no pueda utilizarlo como sello o membrete identificativo dentro de la Conferencia Episcopal Española en nuestras cartas o documentos episcopales, es también algo que no se comprende mucho.
Para los gitanos, su identidad es algo muy preciado y valorado, y quizá, en ocasiones no existe mucho interés por acercarse a ella o comprenderla. Hablo de identidad, siempre desde lo mejor que tenemos, valores como la familia, el respeto, los mayores, el matrimonio… hay algunos aspectos que, igual que todos, son susceptibles de mejora.
P.- Este departamento trabaja en comisiones muy variadas, ¿qué riqueza desconocida hay entre el pueblo gitano?
R.- Hace unos años atrás se tenían muchas comisiones creadas, creo recordar que unas diez. Cada comisión tenía un responsable gitano o gitana. Era un proyecto envidiable, pero, irreal para la realidad teníamos delante. Muchas comisiones para pocos miembros de pastoral. Además algunas personas necesitábamos tener formación e información de cómo se debe trabajar y ser más conscientes y realistas para ser capaces de crear proyectos y a su vez hacer propuestas.
La entrada del nuevo obispo responsable del departamento de Pastoral con los gitanos, don José Antonio Satué, nos aportó una nueva visión, un nuevo organigrama. Sencillo y trasparente, y acorde a lo que vivimos. Donde se trabaja más en equipo y además se le da también protagonismo a delegados y delegadas gitanos y no gitanos. Ahora son tres las comisiones donde está bien clara cuál es la dirección importante.
P.- ¿Qué queda de las dificultades y necesidades que han situado a los gitanos en las periferias de la sociedad?
R.- Son muchos los cambios que se están haciendo en las ciudades, embellecerlas y dotarlas de todos los recursos posibles, pero por desgracia esto no ocurre en las periferias. En los barrios marginales aun se sigue viviendo en el año 1969. Pongo de ejemplo esta fecha porque es más o menos cuando a los gitanos en la Paz (barrio de Granada) nos dieron las primeras viviendas. El 80 por ciento son gitanos. Entonces no había televisión, solo patios de columnas donde se jugaba a las cartas españolas al juego del subastao.
Llega la era moderna con TV planas, frigoríficos, calefactores, hornos eléctricos, electrodomésticos de cocina, caldera eléctrica, ordenadores, lámparas y focos. Los transformadores y cableados eléctricos siguen desde ese año del 69. Con toda esta subida de consumo de aparatos modernos, hace que los viejos trasformadores salten por los aires como bombas. El barrio queda durante días sin red eléctrica. Los ancianos con maquinas para el asma o otras enfermedades de necesidad eléctrica, a riesgo de fallecer como dos casos ocurridos. Se pasa frío, los niños no pueden estudiar ni en colegios del barrio ni en las casas. Las calles en oscuridad total al igual que los parques y parroquias.
Se sigue sumando la problemática de que nuestros jóvenes tengan que mentir en las entrevistas de trabajo o curricular negando donde viven. La verdad es que se van sumando las dificultades, porque los tiempos siguen andando y el barrio quedó atrás. La modernidad creo que además ha influido en mi pueblo gitano para alejarse de buenas y saludables costumbres. Quitarle la importancia y el respeto hacia nuestros mayores gitanos. La verdad me apena decirlo.
Gracias a Dios cada vez hay más personas sensibilizadas con el tema, y más gitanos dispuestos a promocionarse, a dar un salto y romper ese círculo, que muchas veces, sin querer nos atrapa. Todos los cambios son costosos, y en nosotros los gitanos, quizá porque estamos muy arraigados a algunas cosas, cuestan un poco más. No queremos que se nos integre, sino que se nos incluya, sin perder lo nuestro, aportando lo mejor que tenemos, y a la vez, nutrirnos de lo mejor que haya.