El Arzobispado de Santiago pide diálogo después de que unos feligreses apedrearan la casa de un párroco

Los fieles interpretaron que el sacerdote Severo Lobato asimiló las muertes en los naufragios con la falta fe

El Arzobispado de Santiago pide diálogo después de que unos feligreses apedrearan la casa de un

El Arzobispado de Santiago de Compostela ha tenido que salir al paso de las consecuencias de una homilía del párroco de Cangas (Pontevedra), Severo Lobato, después de que un grupo de fieles apedreara la casa rectoral la noche del pasado viernes, 28 de octubre. En el origen de este acto vandálico y otras medidas como la expulsión del sacerdote de la Hermandad de la Virgen de los Dolores de la localidad está la acusación de que el párroco relacionó las muertes en los naufragios en el mar con la falta fe de los marineros.



Palabras tergiversadas

Aunque el sacerdote ha negado reiteradamente las acusaciones de haber dicho estas palabras desde el púlpito, el obispado ha confirmado, a través de un comunicado, que ha con el sacerdote la situación para tratar de “suavizar las tensiones y posibles malentendidos”. La diócesis insiste en que “bajo ningún concepto es aceptable justificar cualquier tipo de conducta agresiva ante la disensión de opiniones o pareceres, y condenamos rotundamente los comportamientos violentos acaecidos en las últimas horas contra el párroco, y las acciones perpetradas contra los bienes patrimoniales”.

En el comunicado se recalca que la Iglesia compostelana “siempre ha sido empática y cercana” a las gentes del mar y que “los obispos y sacerdotes han mostrado siempre una especial sensibilidad cuando se producen hechos dramáticos: pérdidas personales, tragedias marítimas o dificultades por la crisis en el sector”. Por ello, lamenta que “las palabras de una predicación, que trataba de trasladar aliento y consuelo a los que dedican o pierden su vida en el mar hayan sido tergiversadas, generando así crispación entre los fieles”. Ante esto invita a toda la parroquia “a dar un paso adelante en aras de restablecer la normalidad desde un diálogo constructivo, y nunca desde el reproche, la calumnia, las descalificaciones y cualquier otra actitud o gesto violento”.

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