Guillermo Rosolino, sacerdote de la arquidiócesis de Córdoba, es doctor en Teología por la Pontificia Facultad de Teología de Nápoles. Se desempeña como docente e investigador de la Universidad Católica de Córdoba, en la unidad asociada al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Además, coordina la Maestría en Teología, y es director del Instituto Teológico de Córdoba (ITeC).
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Como docente brinda el Seminario de Posgrado Ciberteología: la Iglesia en la Era Digital, de la Universidad Católica de Córdoba (Argentina). Conversó con Vida Nueva, y expresó que parece fundamental “incorporar una distancia crítica en la Ciberteología para desarrollar una inteligencia de la fe crítica (en clave latinoamericana, feminista y ecológica), en el tiempo y el espacio de la red, asumiendo las posibilidades y los límites de la ‘lógica de la Red’”.
Impacto de la ciberteología
PREGUNTA.- ¿Cómo fue que la Universidad Católica de Córdoba decidió integrar el curso de posgrado sobre ciberteología y por qué? ¿Fue una demanda explícita por parte del alumnado?
RESPUESTA.- La UCC solicita cada año a los docentes de la Maestría algunos seminarios con las temáticas que están investigando y discierne cuál hace un mejor aporte a la formación de posgrado; ya sea por la novedad de su temática o en orden a cubrir las diferentes áreas de la Teología sistemática. En el caso del Seminario sobre ‘Ciberteología. La Iglesia en la era digital‘ se valoró el impacto creciente de lo digital y la cibercultura en todos los ámbitos de la sociedad, especialmente en la educación universitaria y en la vida eclesial.
P.- ¿Nos puede ayudar a ingresar en el concepto de ‘Ciberteología’? ¿Cuál es el objeto de conocimiento que se despliega desde esta reflexión?
R.- Para hablar de Ciberteología es necesario tener en cuenta los aportes del jesuita Antonio Spadaro y los desarrollos de la misma en los distintos continentes y áreas lingüísticas. Para el jesuita italiano, la ciberteología es “la inteligencia de la fe en el tiempo de la red, es decir, la reflexión acerca de la pensabilidad de la fe a la luz de la lógica de la red”. Por lo tanto, se trata de asumir el contexto digital como desafío para la fe y la teología. Sin embargo, el contexto digital es distinto a los contextos culturales que asumieron las denominadas teologías contextuales como la teología de la Liberación, surgida en América Latina, o la teología india o la teología africana.
El contexto digital es global y atraviesa, aunque de manera diferente, todas las geografías y culturas. Por eso, cabe preguntarse si es posible hacer ciberteología en Europa, EEUU, América Latina, sin asumir las diferentes situaciones socioculturales de cada continente.
Con Alina Rosales nos hemos preguntado, en el evento académico anual organizado por la Sociedad Argentina de Teología: ¿Cómo hacer Ciberteología “desde” América Latina y Argentina? La era digital y las tecnologías de la comunicación y la información que hoy impactan en el planeta surgieron en un contexto geográfico, económico y cultural determinado y lleva su impronta.
No se puede ignorar que las grandes corporaciones que impulsaron, configuraron y configuran la cultura digital fueron manufactura de varones blancos, ingenieros, occidentales y, en buena medida, norteamericanos. Por lo tanto, nos parece fundamental incorporar una distancia crítica en la ciberteología para desarrollar una inteligencia de la fe crítica (en clave latinoamericana, feminista y ecológica), en el tiempo y el espacio de la red; asumiendo las posibilidades y los límites de la ‘lógica de la Red’.
Ambiente a habitar
P.- Según lo impartido en el curso, ¿cuáles son los principales autores que están en esta nueva corriente de reflexión? ¿Cuáles están ofreciendo algunas respuestas a la Iglesia en la nueva era digital?
R.- Como referí en la respuesta anterior, Spadaro es ineludible aunque se tenga una distancia crítica en relación a algunos supuestos de su reflexión.
En EEUU un equipo de trabajo está haciendo aportes significativos: Network for New Media, Religion and Digital Culture Studies y un referente importante es Heidi A. Cambell quien ha desarrollado varios trabajos y proyectos en la línea de una Digital Ecclesiology.
En América Latina, hay también referentes importantes como Aline Amaro da Silva y Moisés Sbardelotto; en Argentina, Mariel Caldas ha realizado aportes valiosos en clave pastoral.
P.- ¿Cuáles son los desafíos más significativos que enfrenta hoy la Evangelización a través del mundo de las pantallas en las que estamos inmersos?
R.- En cuanto a la evangelización en tiempos de red, en la era digital, estimo que Spadaro ofrece una orientación lúcida y fundamental. No se trata de pensar la red como un medio para evangelizar, sino en comprenderla como un ambiente que hay que habitar y en el que cabe testimoniar la experiencia de fe sintonizando con la lógica de la red.
En la red no valen las jerarquías y la máxima autoridad viene dada por la capacidad para realizar una comunicación creativa, ingeniosa, fresca, divertida, contagiosa. La buena noticia es que no son pocos los influencers católicos que cuentan con miles de seguidores y están realizando un impacto significativo en las redes sociales.
Los hay en todos los continentes, me limito a señalar algunos de los más conocidos en América Latina: @sorselfie, @padreborre, @josecattaeno, @frayfoto, @jlreinaudo. A mi entender, el desafío mayor es desarrollar una reflexión teológica en interacción fecunda con los influencers cristianos que permita, por una parte reflexionar teológicamente la praxis pastoral en la red y, a la vez, ofrecer una retroalimentación teológica capaz de enriquecer la evangelización en la red.
Ciberespiritualidad
P.- ¿Podemos hablar de una ciberespiritualidad?
R.- La pregunta me parece pertinente. Así como el papa Francisco impulsa una espiritualidad ecológica capaz de beber en las raíces de la tradición judeocristiana e impulsar la conversión de las actitudes personales y de las acciones institucionales, la era digital y la vida en la red reclaman una espiritualidad en sintonía. Spadaro mismo dedica un capítulo de su libro al vínculo Espiritualidad y tecnología. Pero, por el carácter incipiente de la reflexión ciberteológica y de la evangelización en la red no parece que se hayan dado aún pasos significativos en el desarrollo de una ciberespiritualidad. Al menos, no tengo presente más publicaciones específicas en este sentido, más allá de las que se ocupan de las prácticas religiosas en la red.
P.- ¿Cuáles cree que son nuestras responsabilidades como Iglesia desde la construcción de una ética común?
R.- Estimo que la necesidad de construir una ética común en un mundo globalizado y plural es un desafío mayor, en buena medida no iniciado. Es cierto que el teólogo Hans Küng impulsó con fuerza el proyecto de una ética mundial, pero es difícil dimensionar su impacto internacional.
La UNESCO y el papa Francisco han avanzado y han logrado acuerdos significativos para que las religiones del mundo se unan en favor de la paz y colaboren activamente en la superación de los males que afectan a los más vulnerables. Este camino me parece el más fecundo para ir construyendo acuerdos y desarrollando acciones que nos permitan construir consensos en torno a valores y derechos inalienables en el caminar de la humanidad.