“Busquen siempre, antes que las opiniones de internet, buenos consejeros en la vida, personas sabias y de confianza que puedan orientarlos, ayudarlos. Pienso en los padres y en los maestros, pero también en los ancianos, en los abuelos, y en un buen acompañante espiritual”. Este es el consejo que el papa Francisco les ha dejado a los jóvenes de Bahrein, con los que se ha encontrado hoy en la Escuela del Sagrado Corazón de Awali.
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Pero no ha sido el único consejo ofrecido por Jorge Mario Bergoglio, pese a que en el comienzo de su discurso ha puntualizado que su idea no era enseñarles, sino animarles. “Los necesitamos, necesitamos su creatividad, sus sueños y su valentía, su simpatía y sus sonrisas, su alegría contagiosa y también esa pizca de locura que ustedes saben llevar a cada situación, y que ayuda a salir del sopor de la rutina y de los esquemas repetitivos en los que a veces encasillamos la vida”, ha señalado.
En este sentido, ha agregado: “La Iglesia está con ustedes y los necesita, a cada uno de ustedes, para rejuvenecer, explorar nuevos senderos, experimentar nuevos lenguajes, volverse más alegre y acogedora”. “¡No pierdan nunca la valentía de soñar y de vivir en grande! Aprópiense de la cultura del cuidado y difúndanla; sean campeones de fraternidad; afronten los desafíos de la vida dejándose orientar por la creatividad fiel de Dios y por buenos consejeros”, ha proseguido.
El Pontífice ha querido centrar su discurso en tres ideas surgidas tras escuchar los testimonios de varios jóvenes: abrazar la cultura del cuidado, sembrar fraternidad y el desafío de tomar decisiones en la vida.
Abrazar la cultura del cuidado
“Hacerse cargo, cuidar, significa desarrollar una actitud interior de empatía, una mirada atenta que nos lleva a salir de nosotros mismos, una presencia amable que supera la indiferencia y nos impulsa a interesarnos por los demás. Este es el punto de inflexión, el comienzo de la novedad, el antídoto contra un mundo cerrado que, impregnado de individualismo, devora a sus hijos; contra un mundo prisionero de la tristeza, que genera indiferencia y soledad”, ha afirmado en primer lugar.
Al mismo respecto, ha animado a los jóvenes a imitar a Jesús, cuyas “acciones estuvieron siempre animadas por el cuidado”. “Cuidó las relaciones con todos los que encontraba en las casas, en los pueblos y en los caminos. Miraba a la gente a los ojos, escuchaba sus peticiones de ayuda, se acercaba y tocaba sus heridas”, ha recordado. Asimismo, les ha invitado a convertirse en “especialistas del cuidado y artistas de las relaciones”.
Sembrar fraternidad
En segundo termino, les ha impulsado a ser “campeones de fraternidad”. “Este es el desafío de hoy para el triunfo de mañana, el desafío de nuestras sociedades cada vez más globalizadas y multiculturales. Todos los instrumentos y la tecnología que la modernidad nos da no bastan para que el mundo sea pacífico y fraterno. En efecto, los vientos de guerra no se aplacan con el progreso técnico”, ha aseverado.
“A ustedes jóvenes, que son más directos y capaces de establecer contactos y amistades, superando los prejuicios y las barreras ideológicas, quiero decirles: sean sembradores de fraternidad y serán cosechadores de futuro, porque el mundo solo tendrá futuro en la fraternidad”, ha recalcado.
Además, ha recalcado que “Jesús nos pide que no desvinculemos nunca el amor a Dios del amor al prójimo. De todos, no solo de quien me resulta simpático. Vivir como hermanos y hermanas es la vocación universal confiada a toda criatura. Las palabras no son suficientes, se necesitan gestos concretos realizados en lo cotidiano”.
Como acostumbra, sobre todo en sus encuentros con jóvenes, les ha lanzado varias preguntas: “¿Soy abierto a los demás? ¿Soy amigo de alguna persona que no forma parte de mi grupo de intereses, que tiene creencias y costumbres diferentes de las mías? ¿Busco el encuentro o me quedo en lo mío?”.
Tomar decisiones
En tercer y último lugar, el Papa se ha detenido en el desafío de tomar decisiones en la vida. “Ustedes lo saben bien, por la experiencia de cada día, no existe una vida sin desafíos que afrontar. Y siempre, frente a un desafío, como ante una encrucijada, es necesario elegir, involucrarse, arriesgarse, decidir. Pero esto requiere una buena estrategia, no se puede improvisar viviendo solo por instinto y al instante”, ha concluido.