“Igualdad de derechos, sí. Pero también la igualdad de oportunidades”. Fue la reivindicación que el Papa abanderó en defensa de la mujer durante el vuelo de regreso a Bahrein, en el ya tradicional coloquio con los periodistas que le acompañamos en los viajes internacionales.
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Aunque abordó muy diversas cuestiones a partir de las siete preguntas que les fueron lanzando compañeros de distintos medios de comunicación y procedencias, quizá las aportaciones más significativas tenían que ver sobre ellas. “Dios no creó al hombre y luego le dio un perrito para que se entretenga. No lo hizo. Los creó a los dos, iguales, hombre y mujer”, sentenció con total naturalidad y espontaneidad Francisco, que no se detuvo ahí. Incluso llegó a afirmar que “el machismo mata a la humanidad”.
Avances en el Vaticano
Convencido de que “una sociedad que no es capaz de poner a la mujer en su sitio no avanza”, compartió los pasos dados por la Iglesia en estos años y cómo él mismo ha constatado el giro que comienza a dar la Santa Sede en su día a día: “He visto que en el Vaticano cada vez que entra una mujer a hacer un trabajo, las cosas mejoran”.
Aterrizando en lo concreto, el pontífice lamentó “cómo es que en el mundo actual no podemos detener la tragedia de la mutilación femenina”. “Esto es terrible”, criticó, para condenar que el hecho de que “exista esta práctica, que la humanidad no pueda detener esto que es un crimen, es un acto criminal”.
Atormentada Ucrania
En nombre de los periodistas en lengua castellana, dentro del turno rotatorio habitual, como enviado especial de Vida Nueva pude lanzarle la pregunta consensuada por el papel que está jugando la Santa Sede para frenar el sufrimiento de “la atormentada Ucrania”, expresión que él mismo usó en estos días en el Golfo Pérsico. “El Vaticano está constantemente atento, la Secretaría de Estado trabaja, trabaja bien. Se está trabajando para acercarse, para buscar soluciones”, compartió sobre la labor de la diplomacia católica, repasando a la vez cómo en estos meses ha hablado un par de veces con el presidente y “unas cuantas veces más” con el embajador.
“En un siglo, ¡hemos sufrido tres guerras mundiales! La de 1914-1918, la de 1939-1945, ¡y esta! Esta es una guerra mundial”, completó exaltado, convencido de que “cuando los imperios, tanto de un lado como del otro, se debilitan, necesitan hacer una guerra para sentirse fuertes y también para vender armas”.
Un gran pueblo
En su alocución, el pontífice quiso desmarcar a los rusos, a los que considera “un gran pueblo” del presidente Putin y desveló el cariño que profesa desde pequeño a Ucrania, puesto que, cuando era pequeño fue monaguillo de un cura del país europeo, lo que le llevó a aprender “su idioma y sus canciones”.
La lacra de los abusos también fue otro tema que tuvo que afrontar Francisco durante el vuelo. Una vez más expresó su “profunda vergüenza” por los casos, así. como por la errada gestión eclesial. “Estamos trabajando con todo lo que podemos, pero sabed que hay gente dentro de la Iglesia que todavía no lo ve claro, que no lo comparte…”, admitió el Papa, consciente de que “a veces existe la tentación de transigir”. Además, desveló que” he recibido dos denuncias en los últimos meses sobre casos de abusos que habían sido encubiertos y no juzgados bien por la Iglesia: inmediatamente pedí un nuevo estudio de los dos casos y ahora se está haciendo un nuevo juicio”.
Crisis migratoria
Sobre la cuestión migratoria que ha sobrevolado sobre los primeros días de gestión del gobierno italiano de Giorgia Meloni, apuntó que “la política sobre los migrantes debe ser consensuada entre todos los países, no se puede hacerse sin consenso, y la Unión Europea debe asumir una política de colaboración y ayuda”. “No puede dejar a Chipre Grecia, Italia y España, la responsabilidad de todos los migrantes que llegan a las playas”, apuntó.
Al hilo de este asunto recordó cómo Angela Merkel comentó en una ocasión que “el problema de los migrantes debe resolverse en África, pero si pensamos en África con el lema ‘África debe ser explotada’, es lógico que los migrantes, la gente huya de ese fruto”. “Debemos, Europa debe intentar hacer planes de desarrollo para África”, remarcó el Obispo de Roma.
El problema alemán
Ante la preocupación mostrada por uno de los periodistas por la crisis que atraviesa la Iglesia alemana, tanto en número de fieles como en su división interna, el Papa comentó que “Ahora nos metemos en discusiones éticas, en discusiones coyunturales, pero la raíz de la religión es la bofetada que te da el Evangelio, el encuentro con Jesucristo vivo”. “Si no hay encuentro con Jesucristo habrá un eticismo disfrazado de cristianismo”, dejó como recado.
Pero quizá, en esta materia fue más llamativa su aportación posterior: “Alemania tiene una gran y hermosa Iglesia evangélica; no quiero otra, que no será (nunca) tan buena como aquella; pero la quiero católica, en hermandad con la evangélica”.
Por último, al recordar lo vivido estos días en Bahrein, el pontífice argentino subrayó la necesidad de “buscar la unidad, la unidad dentro del islam respetando las diferencias pero con unidad, la unidad con los cristianos y con otras religiones, y para entrar en el diálogo interreligioso o ecuménico se necesita la propia identidad”.
Como algo más que una anécdota, compartió el origen del famoso Documento de Abu Dabi, origen también de ‘Fratelli Tutti’ y de su amistad con el gran imán de Al-Azhar. Todo comenzó con un “encuentro protocolario” cercano a la hora del almuerzo. La invitación espontánea que le lanzó el Papa al líder musulmán se convirtió en una comida donde surgió la idea de ponerse a trabajar en un texto común sobre lo compartido ese día. “Creo que no se puede pensar en un camino así sin pensar en una bendición especial del Señor. Quiero decir esto por justicia, creo que es justo que sepas cómo el Señor inspiró este camino”, compartió.