A medida que avanzan los trabajos de construcción de la Sagrada Familia, se enriquece también la lectura del conjunto arquitectónico, artístico e iconográfico. Y se va confirmando que en el proyecto de Antoni Gaudí todo estaba sumamente calculado y presente. También la representación de los santos y santas. A ellos y ellas, Gaudí había previsto dedicarles un espacio en las columnas interiores de la basílica. Así lo explica Lluís Bonet i Armengol, rector emérito de la parroquia de la Sagrada Familia, en su libro ‘La iconografia dels vitralls de la Sagrada Familia’ (Ed. Duxelm).
Bonet recuerda que su padre le había pedido que preparase un listado de santos. El padre de Lluís Bonet era el arquitecto Jordi Bonet Garí, que conoció a Gaudí y solía ir a verle trabajar en el templo –antes de trabajar él mismo en la magna obra, de 1974 a 1983–. Bonet Garí es, asimismo, el padre de quien fue también arquitecto del templo, de 1985 a 2012, Jordi Bonet i Armengol, fallecido el pasado mes de junio a los 97 años de edad.
Lluís entró como párroco de la Sagrada Familia en 1993, el mismo año en que murió su padre. Recordando el encargo que su progenitor le había hecho, se esmeró con empeño en localizar a santos y santas para tenerlos presentes en la basílica de la Sagrada Familia. En su libro relata que, “teniendo en cuenta las estrías de las columnas interiores de la basílica, Gaudí pensó que las que parten de abajo hacia arriba fueran dedicadas a los santos, y las que van de arriba hacia abajo, a los ángeles”.
Según narra también, la solución en la ejecución actual ha sido aprovechar los ventanales inferiores que siguen el perímetro del templo –que por fuera están decorados con frutas– para dar presencia a, finalmente, más de 750 nombres de santuarios, santos y santas, obispados y ciudades santas de todos los continentes.
Con su lista de nombres de personas y lugares santos, Lluís Bonet habló con el arquitecto de la obra, Jordi Faulí, y con otros responsables para decidir conjuntamente la ubicación de todos los apelativos que –tal como se muestra en su libro– se encuentran distribuidos en los vitrales de 14 ventanales situados en los muros laterales del interior de la basílica. Bonet trabajó el proyecto también con Joan Vila-Grau, el artista que diseñó los propios vitrales. Y la ejecución la llevaron a cabo desde el taller de Vitrales Bonet, especialistas en vidrieras.
Probablemente, el de la Sagrada Familia es el conjunto de vidrieras sacras más grande de Europa, tal y como se puso de manifiesto durante la presentación del libro de Bonet en la propia basílica, un acto que vino a significar el bautizo de otra obra más sobre la Sagrada Familia. “Una buena parte del mundo está presente en muy poco espacio, entre iglesias locales y santuarios de tantos países. Cuando la gente viene de fuera, aquí puede encontrar a su santo”, recordaba el arquitecto Jordi Faulí.
Guadalupe, la Esperanza Macarena, Rosa de Lima, san Martín de Porres, San Millán de la Cogolla, la Candelaria, la del Rocío y la de Roncesvalles tienen su nombre grabado en estos vitrales. Jerusalén, Roma y Asís, también. Loreto, Lourdes, Taizé, Santiago, Covadonga, Mont Saint-Michel, Notre Dame de Chartres, Montmartre, Santa Maria Maggiore, san Francisco de Paula, san Antonio de Padua y Constantinopla… Desde la basílica de la Sagrada Familia se brinda todo un viaje a las devociones mundiales.
Y en la vidriera inferior de uno de los ventanales, en el lateral oeste de la basílica, donde se ubican las referencias a santos y lugares santos en Europa, encontramos a una santa que, particularmente, tiene mucho que ver con la presencia del resto de nombres en los ventanales. Es Claudina Thévenet. (…)