Caritas Internationalis se ha desplegado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022, conocida como COP27, que se celebra en Egipto, del 7 al 18 de noviembre, con el fin de lograr un compromiso real por parte de los países desarrollados en materia de compensaciones por los daños climáticos causados en las regiones más castigadas del planeta.
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“Será una oportunidad para abogar por la justicia climática y llamar la atención del mundo sobre las condiciones de las comunidades vulnerables y sus sufrimientos como resultado del cambio climático, aunque no sean directamente responsables”, asegura el secretario general de Caritas Internationalis, Aloysius John que estará hoy presente en la apertura de la cumbre de Sharm el Sheij, que durante dos semanas reunirá a más de 40.000 delegados, incluidos más de un centenar de jefes de Estado y de gobierno que llegarán en 130 aviones presidenciales.
Gran impacto
John aterriza en Egipto con la encomienda papal de trasladar cómo “el cambio climático ha tenido un gran impacto en la actual crisis alimentaria y migratoria”. “La comunidad internacional y en especial los Estados responsables de la degradación de nuestra Casa Común deben actuar de inmediato”, defiende el máximo responsable ejecutivo de la plataforma social de la Iglesia.
Con estas premisas, Cáritas se suma al clamor global para que los Estados destinen medios frente a los impactos negativos irreversibles causados por la explotación de las naciones en desarrollo. Para el secretario general de la ONG eclesial, “sin un programa de inversión fiable e integral que garantice la financiación para ayudar a los países a hacer frente a las pérdidas y los daños provocados por el clima, los países más vulnerables se hundirán cada vez más en la deuda y la pobreza cada vez que se vean afectados por desastres climáticos, de los que no son responsables”.
Necesidades de las comunidades
En esta misma línea, Cáritas se muestra preocupada porque, de verdad, se lleve a cabo una implementación sensata estos recursos económicos: “La financiación debe invertirse a nivel local para abordar las necesidades de las comunidades pobres y vulnerables y estructurarse para mitigar los riesgos económicos y el sobreendeudamiento creados por el cambio climático”, dice Aloysius John, desde la experiencia de la Iglesia a pie de obra.
“Lamentablemente, vemos cómo el desembolso y la utilización de la financiación internacional para el clima siguen siendo inconsistentes y profundamente injustos, ya que hay poca transparencia y responsabilidad con los fondos para el clima que llegan a las comunidades pobres y vulnerables que están en la primera línea de la crisis climática”, alerta desde Caritas Internationalis.
Desarrollo agrario
Por ello, descarta el uso de préstamos y se plantea la vía de las subvenciones como una vía real que permita el desarrollo de las comunidades locales, especialmente en el sector agrario, que es el que más se está viendo dañado por el cambio climático y generando a la vez una grave crisis alimentaria global. Sin embargo, tal y como denuncia Cáritas, solo el 1,7 por ciento de la financiación climática se destina al campo.
Por el momento, y a pocas horas de la llegada de los mandatarios internacionales a Sharm el Sheij, parece que sí habría una predisposición generalizada a abrir oficialmente la negociación sobre las compensaciones económicas por el cambio climático para que se comiencen a hacer realidad en 2024. Para el ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Samé Shukri, presidente de la COP27 este avance que se ha logrado antes de la apertura del foro, “refleja el sentido de solidaridad y empatía con el sufrimiento de las víctimas de los desastres provocados por el clima”. “Esperamos que la Cumbre del Clima sea un hito en la acción colectiva y multilateral “, confía Shukri.
Contaminación global
De esta manera se daría un vuelco histórico a una demanda que venía latiendo desde hace cuatro décadas pero que había sido bloqueada constantemente por los países industrializados. De hecho, ya en 2009 se llegó a esbozar un plan para compensar con 100.000 millones de dólares anuales del que nunca más se supo. Lamentablemente, tanto en este como en otras muchas cuestiones vinculadas a la contaminación global, será complicado dar pasos firmes dada la ausencia de tres de los principales países que provocan esta huella climática: China, Rusia e India.