Crisóstomo II, líder de la Iglesia ortodoxa griega de Chipre, ha muerto hoy a los 81 años a causa de un cáncer de hígado. “El arzobispo falleció de forma tranquila tras enfrentar la prueba de su enfermedad con valor, paciencia y resistencia cristiana a las 6:40 de la mañana del lunes”, según un comunicado. “Todos los que estuvieron con él durante las horas difíciles de su enfermedad experimentaron su humildad, amabilidad y profunda fe, así como su preocupación por su congregación”, añade el texto.
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Elegido en 2006, la Iglesia ortodoxa griega afirma que “siempre nos acompañarán su franqueza, amabilidad, educación y su sonrisa”. Asimismo, también resaltan que el arzobispo “dejaba un legado marcado por su visión, audacia, respeto y restauración de la tradición histórica de la Iglesia, al igual que cambios innovadores que siempre aspiraban a la unidad de la Iglesia”.
Defensa del ecumenismo
Por su parte, L’Osservatore Romano ha reconocido varios de sus hitos como máximo representante de la Iglesia ortodoxa griega en el país: la restauración de los antiguos monasterios y la ampliación del Sínodo de los Obispos, para una representación más eficaz del pueblo de Dios; la atención constante al bienestar del clero y a su nivel de educación y moralidad para que pudiera garantizar el desempeño de una recta acción pastoral; la construcción de la nueva catedral de Nicosia, dedicada al Apóstol Bernabé, fuertemente deseada desde el inicio de su mandato; y la importancia del diálogo ecuménico.
