Este domingo, la catedral de Barbastro acogía la ceremonia de apertura de la fase diocesana de la Causa de Beatificación del siervo de Dios, Félix Sanz Lavilla y 251 compañeros mártires. En total, 210 sacerdotes, cinco seminaristas, tres clarisas y 34 laicos. Los nombres de cada uno de ellos resonaron, así, en la catedral diocesana, seguidos por el lugar donde sufrieron su martirio en 1936.
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“Se lo debíamos”, dijo durante la ceremonia el obispo Ángel Pérez Pueyo. Y es que esta Causa de Beatificación quiere responder a tanta “muestra de fidelidad, gracia y perdón, de reconciliación y reconstrucción de un mundo diferente que solo se hace desde el amor más radical, entregando la propia vida”. “Esto es el martirio: una gracia, un don; sentirse cautivado por Aquel que llena de vida frente a la muerte”, ha aseverado el prelado.
Obediencia martirial
“Han nacido en una familia, como la nuestra, han crecido y madurado humana y cristianamente con nuestra gente. Han llegado a descubrir que la verdad más profunda, pese a las contrariedades que les pueda tocar vivir, es responder con autenticidad a una única pregunta: desde dónde quieres Señor que te ame, te sirva o te siga”, aseguró el obispo acerca de los mártires durante la homilía.
El testimonio de fe de estos mártires “enseña que cuando nadie repara en ti, ni te entienden, cuando te silencian o ningunean, cuando todo se tuerce o fracasan todos tus proyectos… sólo la fidelidad al Padre, el abandono de fe, la entrega en obediencia martirial que vivió Jesús, te ayudarán a descubrir paradójicamente cómo también se puede perder y, sin embargo, ganar”, añadió el prelado.