El papa Francisco ha recibido hoy, en el Palacio Apostólico Vaticano, a la comunidad del Pontificio Colegio Nepomuceno, dedicado a san Juan Nepomuceno, un sacerdote checo que, además de patrón de Bohemia, es el santo protector de los puentes debido a la forma de su martirio: fue arrojado al Vltava desde el Puente de Carlos de Praga por no querer romper el secreto de confesión.
- PODCAST: Migrantes en primera fila
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
“Una forma adecuada de honrar su memoria es entonces intentar, en la vida concreta, tender puentes donde hay divisiones, distancias, malentendidos”, ha dicho Francisco a los presentes. “En efecto, ser puentes nosotros mismos, humildes y valientes instrumentos de encuentro, de diálogo entre personas y grupos diferentes y opuestos”, ya que este “es un rasgo que pertenece a la identidad del ministro de Cristo”. Sin embargo, ha reconocido que “esto lo hacen mejor las mujeres: una mujer sabe mejor que nosotros los hombres cómo construir puentes”. “Y ustedes”, ha dicho refiriéndose a las presentes, “¡enseñadnos cómo hacerlo!”.
Huir del protagonismo
Asimismo, ha reconocido que “esto no se puede hacer sin oración”, porque “los puentes se construyen a partir de de la oración de intercesión: día a día, llamando con insistencia al corazón de Cristo, se ponen los cimientos para que dos orillas lejanas y enemigas vuelvan a comunicarse”.
“Y aquí tocamos el punto central: Jesucristo es el puente y Él es el pontífice”, ha aseverado Francisco. “Él es nuestra paz, es Él quien ha derrumbado y derriba los muros de enemistad, y es a él a quien debemos guiar y atraer siempre a las personas, las familias, las comunidades”. “El Señor nos quiere a todos servidores, hermanos y hermanas, no prima donnas ni protagonistas. El Señor quiere que seamos luchadores. Huyamos de la tentación de este protagonismo mundano, que muchas veces nos engaña disfrazándose de causas nobles”, ha aseverado.