“Huyamos de la tentación de este protagonismo mundano, que muchas veces nos engaña disfrazándose de causas nobles”, ha dicho el Papa a la comunidad del Pontificio Colegio Nepomuceno
El papa Francisco ha recibido hoy, en el Palacio Apostólico Vaticano, a la comunidad del Pontificio Colegio Nepomuceno, dedicado a san Juan Nepomuceno, un sacerdote checo que, además de patrón de Bohemia, es el santo protector de los puentes debido a la forma de su martirio: fue arrojado al Vltava desde el Puente de Carlos de Praga por no querer romper el secreto de confesión.
“Una forma adecuada de honrar su memoria es entonces intentar, en la vida concreta, tender puentes donde hay divisiones, distancias, malentendidos”, ha dicho Francisco a los presentes. “En efecto, ser puentes nosotros mismos, humildes y valientes instrumentos de encuentro, de diálogo entre personas y grupos diferentes y opuestos”, ya que este “es un rasgo que pertenece a la identidad del ministro de Cristo”. Sin embargo, ha reconocido que “esto lo hacen mejor las mujeres: una mujer sabe mejor que nosotros los hombres cómo construir puentes”. “Y ustedes”, ha dicho refiriéndose a las presentes, “¡enseñadnos cómo hacerlo!”.
Asimismo, ha reconocido que “esto no se puede hacer sin oración”, porque “los puentes se construyen a partir de de la oración de intercesión: día a día, llamando con insistencia al corazón de Cristo, se ponen los cimientos para que dos orillas lejanas y enemigas vuelvan a comunicarse”.
“Y aquí tocamos el punto central: Jesucristo es el puente y Él es el pontífice”, ha aseverado Francisco. “Él es nuestra paz, es Él quien ha derrumbado y derriba los muros de enemistad, y es a él a quien debemos guiar y atraer siempre a las personas, las familias, las comunidades”. “El Señor nos quiere a todos servidores, hermanos y hermanas, no prima donnas ni protagonistas. El Señor quiere que seamos luchadores. Huyamos de la tentación de este protagonismo mundano, que muchas veces nos engaña disfrazándose de causas nobles”, ha aseverado.