Francisco no tiene dudas: “El Sínodo no es un simple ejercicio de comunicación, ni es un intento de repensar la Iglesia con la lógica de mayorías y minorías que deben ponerse de acuerdo”. Así lo expresó esta mañana en la audiencia que mantuvo con la Asamblea Plenaria del Dicasterio para la Comunicación, que durante estos días se ha reunido en Roma bajo el lema “Sínodo y comunicación: un camino por recorrer”.
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Lejos de presentar la sinodalidad como una moda del presente, Jorge Mario Bergoglio buceó en la Biblia para rescatar personaje sinodales, como María, Jesús, Abraham y Moisés que lideraron en comunidad, “hombres y mujeres a quienes a veces representamos erróneamente como héroes solitarios”.
Voz a los excluidos
“La contribución de la comunicación es precisamente la de hacer posible esta dimensión comunitaria, esta capacidad relacional, esta vocación de vínculo”, aseveró a continuación el Papa, que llamó a los consultores del Dicasterio a trabajar para “fomentar la cercanía, dar voz a los excluidos, llamar la atención sobre lo que normalmente descartamos e ignoramos”.
Ahondando en esta cuestión ,subrayó que hay que “dar voz a los que no tienen voz” en las llamadas “periferias existenciales” frente a “sistemas de comunicación que marginan y censuran lo que incomoda y que no queremos ver”. “Sólo una Iglesia inmersa en la realidad sabe verdaderamente lo que hay en el corazón del hombre contemporáneo”, rubricó el Papa en su intervención a los expertos en comunicación.
Sin miedo a los estigmas morales
“Jesús nunca tuvo miedo del leproso, del pobre, del extranjero, aunque estas personas estuvieran marcadas por un estigma moral”, aseveró ante un público entre los que se encontraba el sacerdote norteamericano James Martin, asesor del Dicasterio y principal abanderado de la pastoral LGTBIQ.
“Jesús nunca ignoró a las personas irregulares de ningún tipo. Me pregunto si como Iglesia también sabemos dar voz a estos hermanos y hermanas, si sabemos escucharlos, si sabemos discernir junto con ellos la voluntad de Dios, y así dirigirles una Palabra eso salva”, subrayó justo después.
Contra la soledad
En este sentido, marcó una hoja de ruta para los comunicadores que pasa por convertirse en una herramienta humanizadora, que fomente el encuentro, que haga “que las personas se sientan menos solas” más allá del mero entretenimiento.
Con una mirada de puertas para adentro, mostró su preocupación por las “tensiones” internas de la Iglesia y dejó caer que “no pocas veces en el Evangelio hay también malentendidos, lentitud en la comprensión de las palabras de Jesús, o malentendidos que a veces se convierten en verdaderas tragedias”. Es más, alertó a quienes allí estaban de confundir “la misión de Cristo con un mesianismo político”.
Comunión plural
“El disenso no es necesariamente una actitud de ruptura, pero puede ser uno de los ingredientes de la comunión”, expuso, a la vez que subrayó que “la comunión nunca es uniformidad, sino la capacidad de mantener juntas realidades muy diferentes”.
En este sentido, apreció cómo la comunicación “debe hacer posible la diversidad de opiniones, tratando siempre de preservar la unidad y la verdad, y combatiendo la calumnia, la violencia verbal, el personalismo y el fundamentalismo que, con la excusa de ser fieles a la verdad, sólo propagan división y discordia”.