Días atrás, las carmelitas descalzas del Monasterio de Santa Teresa y San José, en La Habana, explicaban en un comunicado que se habían quedado sin reservas de harina para producir hostias; un gran problema para la Iglesia en Cuba, pues estas religiosas son las principales productoras de obleas, que distribuyen a todas las diócesis del país.
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Cuestionadas por Vida Nueva, las religiosas detallan lo ocurrido: “Desde hace más de 30 años, nuestra comunidad ha ofrecido este servicio a nuestra Iglesia cubana. Hace aproximadamente unos ocho meses que no recibimos la asignación de harina que nos llegaba puntualmente a través del Arzobispado de La Habana. En vistas a que las reservas que teníamos estaban próximas a agotarse, se solicitó ayuda y, por motivos que desconocemos, la carga de harina que ha sido enviada desde Miami no ha llegado todavía a nuestro monasterio”.
Esperanzadas
En cuanto a si temen que pueda llegar un momento en el que las eucaristías no puedan celebrarse como tal en la Isla por falta de hostias para consagrar y repartir la comunión a los fieles, las carmelitas descalzas se agarran a la esperanza: “Con la certeza de que la barca de la Iglesia la lleva el Señor, confiamos en que no hay ningún peligro”.
Sobre cómo viven esta situación de prueba en algo que se funde con lo más hondo de su vocación y carisma, las religiosas del Monasterio de Santa Teresa y San José se muestran igualmente movidas por la gracia: “Estamos con la mirada puesta en el Señor, quien, como decía nuestra santa madre Teresa de Jesús, nunca falta de ayudar a quien por Él se determina a dejarlo todo. Por lo tanto, no afecta en ninguna manera a nuestra vocación, porque nuestro llamado en la Iglesia es ser una ofrenda desde el silencio, la oración y la fraternidad”.
Apoyo dentro y fuera
En este sentido, “hemos palpado vivamente el camino de sinodalidad que estamos recorriendo, sobretodo desde la comunión. Jamás imaginamos que este simple comunicado a nuestra Iglesia en Cuba podría haber llegado a ser una noticia viral que no ha dejado de resonar en muchas personas (sacerdotes, religiosos, laicos), quienes se están solidarizando con esta necesidad dentro y fuera de la Isla”.
Pese a la tristeza del momento, las carmelitas descalzas de La Habana se felicitan por los muchos gestos de solidaridad que ha despertado su llamada de atención: “Nos ha sorprendido que ha habido gente que se ha ofrecido a darnos dos o tres libras de harina. Para nosotras, eso no es nada en comparación con el volumen que utilizamos diariamente, que está entre los 10 y 15 kilos. Pero nos ha emocionado ese deseo tan grande por ayudarnos…”.
Un saco de la Embajada de España
También ha habido espacio para otra gran sorpresa: “Ayer vino una persona de la embajada de España y se presentó con un saco de harina. De verdad, no nos lo esperábamos”. Y es que “son muchísimos los apoyos recibidos. Nos escriben al móvil y por correo para ver cómo pueden ayudarnos. Todo eso para nosotras es un modo de ver el corazón de muchas personas y a Dios actuando a través de ellas. Empezando por los que menos tienen, como la viuda del Evangelio, que lo ofrecen todo. Llegará el milagro de las multiplicaciones y nos saciará de pan bendito.